Las conversaciones de paz con la guerrilla del Eln parecen haber llegado a un punto muerto, cuando todos pensaban que ya era un hecho el inicio de la fase pública.
El Gobierno ni siquiera le ha pedido a la Fiscalía que suspenda las órdenes de captura contra los negociadores de ese grupo, tal cual confirmó el fiscal General (e), Jorge Perdomo.
Por lo tanto, siguen activos los 15.741 expedientes contra esa facción insurgente, de los cuales está próxima a realizarse una audiencia de imputación para el Comando Central (Coce), por cargos relacionados con los 1.317 atentados perpetrados contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas entre 1986 y 2014 (en promedio uno semanal).
Y también sigue en firme la orden del presidente Juan Manuel Santos a la Fuerza Pública, de continuar la ofensiva militar hasta que el Eln suspenda los secuestros, algo que los subversivos no han decidido hasta ahora.
¿Qué hacer para darle un nuevo aire al proceso y que no muera antes de empezar?
Jaime Jaramillo Panesso, exmiembro de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, sugiere que el Gobierno colombiano “debería hacer una diplomacia secreta con Rafael Correa (presidente de Ecuador) y Nicolás Maduro (de Venezuela), para que en privado ellos comprometan a la guerrilla”.
Añade que pese a la tragedia que hoy ocupa la atención ecuatoriana, por el terremoto del 16 de abril, Correa reafirmó que su país está en condiciones de apoyar una mesa de paz; y que los mismos deseos de ayudar ha expresado Maduro, quien enfrenta una oposición política fortalecida y con grandes deseos de revocarle el cargo.
“El Eln tiene el proceso en la encrucijada, porque siguen delinquiendo y eso pone en su contra a la opinión pública. Si quieren hacer política, deben ser consecuentes y aplicar un cese unilateral del fuego”.
El sociólogo y analista del conflicto, Max Yuri Gil, opina que para destrabar las conversaciones ayudaría mucho que los insurgentes “hagan una declaración pública sobre la suspensión de los secuestros y los ataques a los oleoductos”.
A juicio del experto, el Eln se está equivocando en la lectura del momento histórico del país, “pensando que pueden ser una especie de reserva guerrillera en caso de que no funcione el proceso con las Farc”.
