Anderson*, un joven venezolano que pudo sortear los registros de las autoridades colombianas y pasar la frontera, llegó en la mañana del pasado 27 de enero a Arauca. Fue un viaje de más de 16 horas que emprendió desde Caracas, donde el contacto, también venezolano, le entregó un paquete con instrucciones para llegar “sano y salvo” hasta ese departamento colombiano.
A partir de allí, Anderson debería valerse por sí solo para seguir su camino hasta Medellín, destino que se fijó para “rehacer su vida” sin las necesidades que le ha tocado padecer hasta el momento: tener comida y buscar un empleo que le ayude a subsistir. Llegó a la capital araucana con un bolsito negro en el que traía una camiseta para cambiársela una vez llegara a territorio colombiano, un refrigerio pequeño, una botella de agua y una toalla”.
“Oye, chamo, recé todo el camino. Tenía susto sin saber qué iba a pasar, aunque el contacto en Venezuela me dijo que me garantizaba llegar bien hasta este país. Inicialmente, me pidieron 60 dólares por traerme, pero a medida que avanzamos en el camino, fueron pidiendo más y más, y desde allá hasta acá, pagué 186 divisas (dólares)”, le dijo Anderson a EL COLOMBIANO.
La travesía de Anderson comenzó el 25 de enero pasado. Fueron 16 horas y 839 kilómetros en los que el silencio se le hizo eterno y no pudo conversar con nadie de su familia. En el trayecto pensó en el suplicio que viven las personas que no pueden hablar. “Uno casi se enloquece sin dirigir la palabra”, expresó.
Con él llegaron otros 32 venezolanos a Colombia en busca de mejores oportunidades. Cuando Anderson pisó suelo colombiano, después de cruzar el río Arauca, sintió un alivio. “Allá vamos Medellín”, expelió con una fuerte bocanada de aire.
“Los paquetes viajeros”
El día que Anderson decidió venirse para Colombia, se encontraba sentado cerca al minicentro Plaza Bolívar. Esperaba allí a un amigo y recibió un volante (ver foto) en el que le aseguraban traerlo al país, “ a la tierra prometida”.
La promesa de traer ciudadanos venezolanos a Colombia es la “gallina de los huevos de oro” para las mafias venezolanas que ven en esta práctica una forma de lucrarse rápido y que, desde ese país, gozan con la protección del anonimato.
Este tipo de viajes clandestinos ha tomado tanto auge que las “empresas fachada” ofrecen un paquete de viaje para aquellos venezolanos que quieren salir de su país, los que quieren salir y regresar, o los que quieren volver a Venezuela, como muestra el siguiente volante obtenido por este diario.
EL COLOMBIANO indagó con una de estas “empresas” y logró establecer que por el viaje desde Caracas hasta Arauca, los intermediarios cobran entre 50 y 70 dólares a cada persona y, para iniciar los trámites, deben separar el cupo con 10 dólares que se pagan en efectivo.
En la imagen se ve el primer contacto con la empresa radicada en Caracas. En esta conversación, una chica de acento venezolano hizo preguntas para saber si efectivamente hablaba con una persona interesada en viajar a Colombia y estaría dispuesta a pagar lo convenido.
Tras 20 minutos de diálogo, la representante de la empresa, quien en ningún momento quiso identificarse, nos envió un audio con instrucciones sobre los primeros trámites, como se escucha a continuación.
En la conversación para establecer cómo era la forma de viajar, la chica venezolana indicó que la única forma para ellos reservar un puesto en uno de los buses es con pago en efectivo; de esta forma, como indicaron investigadores judiciales a EL COLOMBIANO, “les queda más fácil lavar el dinero que muchas veces termina en manos de grupos ilegales en la frontera colombo-venezolana”.
“El trabajo de pasar a los migrantes venezolanos es coordinado por los llamados coyotes que cobran elevadas sumas de dinero. Esas redes ilegales logran pasar cada día más o menos 200 personas a través de toda la frontera, porque esta es una frontera porosa y extensa, con múltiples pasos como trochas”, dice el investigador judicial.
Cuadrando una cita
La compra de pasajes desde Venezuela hacia Colombia se ha vuelto tan común que, como contó Anderson, se consiguen en diversos puntos de la capital venezolana y en distintas horas del día, aún bajo la prohibición actual que rige en ese país para la prevención del contagio de covid-19, establecidas por el gobierno del presidente Nicolás Maduro, como el cierre por semanas de los locales comerciales.
Para verficar las denuncias de Anderson, EL COLOMBIANO llamó a una de las empresas vendedoras de los paquetes viajeros que incluyen pasajes desde Caracas o desde el estado que lo soliciten y ofrece contactos en Colombia para continuar el viaje hacia el destino escogido, que puede ser una ciudad colombiana u otro país como Ecuador, Perú o Argentina.
En la conversación telefónica, una de las agencias le indicó a este diario que el plan le garantiza la traída hasta el territorio colombiano, le garantiza el paso sano y salvo por las trochas donde hay presencia de los grupos armados ilegales y le hace el contacto desde el lado de la frontera colombiana para que continúe la ruta sin ningún contratiempo. Aseveró que aunque todo está cerrado por la pandemia, hay una forma de encontrarse para reservar un tiquete, como se escucha a continuación.
Luego señaló que, ante las restricciones, ella podría ingresar la persona al centro comercial para hacer la reserva. Escuche el audio.
Después, mediante un mensaje de Whatsapp, envió la dirección para que el interesado fuera a hacer la reserva en el sitio indicado. Según fuentes consultadas, esta zona de Venezuela donde venden los paquetes viajeros es la preferida por muchos estafadores para establecerse sin levantar sospecha por su carácter comercial.
Según Anderson, esta es una zona céntrica en la que hay locales y se mueve mucho el comercio. “Usted ahí consigue de todo hermano. Divisas en el mercado negro, pesos colombianos, vales de gasolina”, dice el chico. Después de la conversación, la mujer insistió en que si se iba a viajar, debería reservarse rápidamente un cupo para el próximo viaje a Colombia, cuya salida será el lunes 8 de febrero de 2021, “y saldríamos desde Caracas, desde Plaza Venezuela y llegaríamos el día 9 a eso de las 7 de la mañana u 8 a Arauca”. Con el siguiente volante están promoviendo el nuevo viaje a tierras colombianas:
Ante el temor expresado a la vendedora por el cruce por la frontera colombo-venezolana, clausurada de manera temporal con el decreto 039 de 2021, en el que el presidente Iván Duque decretó “cerrar los pasos, terrestres y fluviales de frontera con la República de Panamá, República de Ecuador, República del Perú, República Federativa de Brasil y República Bolivariana de Venezuela, a partir de las cero horas (00:00 a.m.) del 16 de enero de 2021, hasta las cero horas (00:00 a.m.) del día 1 de marzo de 2021”, la mujer señaló que no hay problema porque se paga de lado y lado de la línea limítrofe para que los dejen ingresar. (Escuchar audio)
Un duro trabajo de las autoridades
Contener los migrantes venezolanos en una frontera como la de Colombia con el vecino país, que tiene de extensión 2.219 kilómetros, es una tarea imposible, más aún, como señalan investigadores judiciales, cuando esa línea limítrofe terrestre tiene baches que permiten el ingreso irregular de ciudadanos del vecino país. (Ver tablas)
Para hacerse a una idea, Migración Colombia registró en 2020 la presencia de 1.729.537 venezolanos en el territorio colombiano. De estos, 762.823 ingresaron de forma legal al país (49%), mientras que el resto, es decir, 966.714 (51%) arribaron de forma irregular. A esto se suma, como informó el director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa, que en la última semana de enero intentaron ingresar de manera irregular a territorio colombiano, por el lado de Arauca, cerca de 4.000 migrantes venezolanos.
“Dada la proximidad con Venezuela de esa frontera y ese carácter ribereño, de manera permanente se presentan algunas situaciones que mezclan orden público y situaciones de seguridad que nos generan novedades día a día”, aseveró Espinosa.
EL COLOMBIANO supo que entre las situaciones de orden público mencionadas por Espinosa está la que se presentó el pasado 28 de enero, cuando una embarcación de la Armada Nacional, que hacía controles sobre el río Arauca, intentó detener una lancha que transportaba ciudadanos venezolanos a Colombia de manera irregular y fue atacada con piedras, botellas, palos y otros objetos, causándoles heridas leves a dos infantes de Marina.
No obstante, para frenar ese éxodo, la Policía Nacional, Migración Colombia, el Ejército nacional, la Armada, la Alcaldía y la Gobernación han realizado planes para disminuir la llegada de venezolanos a territorio colombiano sin contar con “los papeles en regla”, y eso incluye detectar las mafias que ofrecen paquetes viajeros para que venezolanos como Anderson salgan de Venezuela hacia Colombia.
El coronel Fredy Ferney Pérez Pérez, comandante de Policía Arauca, explicó a EL COLOMBIANO que entre las estrategias implementadas tienen varios frentes de trabajo: uno, detectar las agencias de viajes que desde Arauca ofrecen tiquetes a los venezolanos que no cuentan con una documentación en regla y que les permite continuar su tránsito al interior del país; dos, la creación de un bloque de contención que cuenta con la articulación de todas las autoridades para frenar esa llegada masiva al país; tres, controles sobre el río Arauca, en el cual han incautado embarcaciones y motores que movilizan a los venezolanos; y cuarto, controles sobre las vías del departamento, en las que junto a Migración Colombia se hacen requerimientos a los ciudadanos que viajan en los autobuses y salen desde Arauca.
“Lo que hemos hecho son filtros a la salida de la ciudad, controles en las vías que llevan al centro del país y ahí fue donde detuvimos a una persona en la vía Coro-Coro, un ciudadano venezolano coordinador que se movilizaba en una motocicleta y al momento de la requisa se le hallaron un cuaderno con itinerarios nacionales e internacionales y costos para los mismos, unos tiquetes de viajes. Este capturado se dejó a disposición de la Fiscalía por el delito de tráfico de migrantes. Además, se le incautó 1.400 dólares y 2.180.000 pesos colombianos. Le dieron medida intramural”, precisó el coronel Pérez.
Entre los últimos operativos la Policía de Tránsito, adscrita a Policía Arauca, inmovilizó cuatro vehículos en los que se movilizaban a los migrantes venezolanos en las dos últimas semanas de enero, además, junto a la Alcaldía se hicieron controles en la Terminal de Transportes, donde hallaron empresas que no cumplían con los requisitos para el transporte de pasajeros, por lo cual fueron cerradas. Algunas de ellas realizaban la conocida piratería, en la que recogían a los migrantes venezolanos fuera de la terminal para cobrarles un poco más hasta el destino fijado.
“Desarrollamos unos operativos en la ciudad de Arauca y en la vía que conduce hacia Yopal, lo cual permitió la ubicación de cuatro mil de estos migrantes, y adicional nos permitió el inicio de procesos administrativos contra empresas de transporte público de servicio especial. Lo que hemos hecho es trabajar de manera conjunta para impedir que se generen movilidades que pongan en riesgo tanto a la comunidad migrante como a las comunidades receptoras y a las comunidades de tránsito”, complementó el director de Migración Colombia, Juan Francisco Espinosa.
Frente a la denuncia de que grupos armados ilegales como las disidencias de las Farc o el Eln estarían detrás del cobro para permitir el paso de venezolanos hacia Colombia por las denominadas trochas, y el tema de los migrantes en general, EL COLOMBIANO buscó la versión del comandante de la Octava División del Ejército, el general Mauricio José Zabala, pero desde la oficina de comunicaciones de esa división indicaron que el alto mando militar no se pronunciaría al respecto y prefería “mantenerse al margen de este tema”.
Sin embargo, EL COLOMBIANO pudo establecer que se adelantan investigaciones en estrados judiciales para determinar si efectivamente detrás de este cobro estarían los grupos armados ilegales y cómo serían los tentáculos con las mafias venezolanas que intentan traer ciudadanos de ese país a Colombia.
Han pasado siete días desde que Anderson piso suelo colombiano y cinco desde que llegó a Medellín. Por ahora vende empanadas entre los carros que circulan en una de las avenidas céntricas de la capital antioqueña. Dice que se siente cansado pero feliz, porque entre sus primeros envíos a Venezuela pudo mandarle a su madre pasta dental, jabón y otros objetos de aseo personal, “y eso brother, es parte de mi sacrificio para salir adelante, a lo bien, derecho, en este bello país”, expresó mientras sollozaba a través de su teléfono celular.
