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Las cinco grandes apuestas del petrismo en el Congreso

EL COLOMBIANO destapa los ejes clave de la bancada del mandatario electo y el papel que para aprobarlos juega el llamado acuerdo nacional. Análisis.

  • Para la legislatura que comienza el 20 de julio el Pacto Histórico ya tiene aseguradas las mayorías. FOTO Archivo
    Para la legislatura que comienza el 20 de julio el Pacto Histórico ya tiene aseguradas las mayorías. FOTO Archivo
Las cinco grandes apuestas del petrismo en el Congreso
26 de junio de 2022
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Gustavo Petro, al menos en el papel, ya se salió con la suya. Bajo el paraguas de un gran acuerdo nacional logró consolidar mayorías en el Congreso y desde el 20 de julio espera hacer uso de ellas para tramitar las reformas que considera son necesarias para que su gobierno tenga éxito y, como él mismo lo ha dicho, sea un proyecto político a largo plazo. Eso sí, esto –al menos en sus palabras– no implica reelección.

Si bien fue una jugada controversial en parte de sus filas, la llegada de Roy Barreras a la Presidencia del Senado –y por esa vía ser el elegido para ponerle la banda presidencial a Petro el 7 de agosto– le da al Pacto Histórico el oxígeno político que requería para conformar las mesas directivas del Capitolio y, al mismo tiempo, mantener contentas a las otras fuerzas que hasta el 19 de junio (segunda vuelta) fueron antipetristas.

Hasta ahora van más de 50 reuniones privadas entre delegados del Pacto y de los partidos Liberal, Alianza Verde, Cambio Radical, ‘la U’, Conservador y del Centro Democrático. Todas con un objetivo común: que se sumen al acuerdo petrista y que, de paso, opten por declararse como colectividades de gobierno o independientes. Si los cálculos salen bien, y no hay sorpresas en estos 24 días que restan para la posesión del nuevo Congreso, es casi un hecho que a falta de formalización solo se quede como contradictor declarado el partido uribista.

En todo caso, esto depende mucho de lo que suceda en la cita que el mandatario electo y el expresidente Álvaro Uribe sostendrán la próxima semana, de la cual podrían salir las bases para que los dos personajes más antagónicos de la política nacional en las últimas dos décadas tengan canales de diálogo directos para unificar propuestas sobre el país.

De hecho, dependiendo de esta cita, se sabrá si el Centro Democrático asiste a los retiros espirituales que el Pacto y las bancadas afines alistan para el 11, 12 y 13 de julio en Rionegro (Antioquia) y que servirá para sanar del todo las molestias que generó entre Gustavo Bolívar y Alexander López el apoyo que le dio Petro a Barreras y que los dejó a ellos sin ninguna posibilidad de presidir el Senado.

En la Cámara, si la jefatura de la corporación no se la dan a los liberales (que la reclaman como parte de los acuerdos y por ser la bancada mayoritaria en esa instancia), se la darían a la Alianza Verde. Ahí suenan con fuerza Katherine Miranda y David Racero; la primera ya tiene el guiño clave.

En ese contexto, y tras dialogar con más 30 congresistas –entre electos y salientes–, EL COLOMBIANO confirmó cuáles serán las prioridades legislativas con las que Petro espera arrancar su cuatrienio. De entrada habrá cuatro, que pasan por las reformas tributaria (si sale bien intentan la pensional), agraria, de salud y una en asuntos judiciales para someter a bandas narcotraficantres como el Clan del Golfo.

La primera es prioritaria, según dijo esta semana el mismo Petro, porque se requiere de un recaudo de $50 billones anuales para financiar su programa, y para ello dijo que se requiere que entre 4.000 y 5.000 personas se metan la mano al bolsillo por ser, de acuerdo con la tesis petrista, los más privilegiados. Para la segunda, la clave está en que el campesino sea socio de los procesos de agroindustrialización del campo.

Para la de salud, que este diario confirmó aún no termina de convencer del todo, el punto álgido está en cómo acabar la intermediación en la prestación de servicios, lo que implica eliminar o sacudir a las EPS. Y para la última, que sería una apuesta que intentó en su momento Juan Manuel Santos, la clave está en los acercamientos que se plantean con grupos ilegales que buscan ser desarmados y desmovilizados; ya hay gente trabajando en ellos.

Y hay un quinto elemento no menor: la elección de Contralor, que se realizará días antes de la posesión presidencial y que –desde ya– sacó del juego a los apadrinados por Carlos Felipe Córdoba, actual titular del organismo: este será el primer pulso de poder en la era Petro. Y se le debe sumar la configuración del Nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), en el cual el Pacto ya tiene aseguradas 3 de las 9 sillas.

1. Habrá más impuestos, ¿para quiénes?

La clave de la tributaria de Petro está en los impuestos de renta y patrimonio y, de acuerdo con su equipo económico, la intención es que la nueva carga impositiva recaiga sobre un grupo no mayor a 5.000 personas que, según sus palabras, son las más ricas y de mayores privilegios. ¿La meta? Recaudar $50 billones anuales, aunque otros cálculos hablan de que el costo del programa de Petro implicaría unos $130 billones.

Y aunque aún está en construcción el cómo modificar el rubro de renta, el equipo de Petro dejó claro que no se bajará la línea para su cobro. Se mantendría la base de poco más de $38 millones anuales establecida (aplicados deducción y descuentos) para personas naturales que lo pagan. De hecho, el IVA en la canasta familiar –que en un 70% ya está gravada de alguna forma con este rubro– tampoco se toca.

Pero sí habrá cargas impositivas adicionales y graduales para quienes reporten ingresos mensuales de $200 millones hacia adelante, lo que abre la puerta a modificar los impuestos al patrimonio, a la riqueza y a los dividendos. Según el equipo de Petro, se podría revivir la llamada renta presuntiva y habría gravámenes sobre activos de personas naturales que tienen potencial de ser productivos.

Además, de acuerdo con Ricardo Bonilla –quien viene asesorando al presidente electo en materia económica desde hace más de una década–, se eliminarán beneficios para ingresos altos como los contemplados en ahorros a pensiones voluntarias que generan descuentos en el impuesto a la renta. Incluso, en este rubro, pero en lo referente a empresas, se busca que las declaraciones no incluyan activos ni gastos ajenos al objeto del negocio, como viviendas, vehículos o, entre otras, afiliaciones a clubes.

“Lo que les vamos a pedir es una inversión no en la propia empresa, sino en la sociedad. (...) La reforma tributaria no puede gravitar sobre la comida de la gente, sino que tiene que gravitar sobre los privilegios de las personas”, aseguró Gustavo Petro.

2. Revolcón agrario, ¿sí es posible?

Hay un punto clave en el acuerdo de paz que no se tramitó durante los cuatro años del Congreso saliente. Se trata de un acápite del punto uno de lo pactado en La Habana con las Farc y que ahora Petro busca desarrollar: la reforma rural.

El mandatario electo y su equipo de empalme ya lo esbozaron y buscan que el eje sea la industrialización del campo teniendo, según ellos, al campesino como socio fundamental. Y la razón está en cifras del Gobierno de Iván Duque: de acuerdo con el Dane, el año pasado la pobreza multidimensional en el campo era de 31,1%, mientras en las ciudades era del 11,5%. Para este trámite están buscando generar mayorías en las comisiones Quintas de Cámara y Senado, por donde se desarrollan estas iniciativas.

Lo que le dijeron a EL COLOMBIANO fuentes del entorno de Petro es que se están consultando a todos los partidos, y a asesores externos –uno es Jorge Garay–, para saber de qué forma se lleva a la empresa hasta las zonas rurales para frenar el éxodo campesino hacia cascos urbanos. Lo que se busca es garantizar el pago de precios justos por los productos que siembran, que haya forma de transportarlos y que sientan que sí hay ganancias.

Un eje fundamental, pero que aún está en análisis, es determinar la viabilidad de imponer precios base, lo que cambiaría las dinámicas porque en la actualidad es el comprador, generalmente una cadena o firma grande, la que le dice al campesino productor cuánto le va a pagar. Si eso cambia, según el ecosistema petrista, habría distribución de riqueza en el campo.

Además, habría cargas impositivas nuevas y diferenciales para productos importados, que suelen ser más baratos que los nacionales. Lo que se quiere es que se les dé prioridad a los alimentos sembrados en Colombia y, de paso, que el campesino reciba más dinero por ellos.

Un ejemplo es el maíz, que llega en gran medida del exterior pese a ser fácilmente producible en territorio nacional. Según Fenalce, el año pasado se importaron 5’654.325 toneladas de maíz: el 68% de Estados Unidos, el 19,22% de Argentina y el 12,44% de Brasil.

3. El incierto futuro que tienen las EPS

Petro quiere reforma de la salud; incluso, en su programa de campaña está explícito. Pero en su entorno no están del todo convencidos por el costo político y social que podría desatar.

La razón es que para el grueso de la ciudadanía no es claro que si bien es un médico quien generalmente atiende, lo hace en una institución prestadora de servicios de salud (IPS) luego de que una entidad promotora de salud (EPS) ha intermediado en el proceso. Y lo que plantea Petro es ponerle punto final a esa intermediación, algo que implica reformar a fondo a las EPS o acabarlas para que el usuario vaya directamente a la prestación del servicio.

Eso implicaría que la Adres, entidad oficial que centraliza los recursos del sector salud para su distribución, les gire directamente a los prestadores del servicio, lo que –a juicio del petrismo– rompería un punto de corrupción que, en promedio, ha generado deudas con el sistema por más de $18 billones.

Pero, además, el mandatario electo busca reformar la Ley 100 para que el sistema sea preventivo y no reactivo, aunque siempre ha evitado referirse al reconocimiento que tiene Colombia en cuanto a cobertura en salud, que llega a más del 95 por ciento de su población pese a sus dificultades y deficiencias. De hecho, hay dudas sobre su intención de asegurar a la gente a través de secretarías de salud, porque no es claro si podrán administrar los recursos del sistema y si tienen o no la capacidad de atender la demanda.

“Lo que propongo es mantener el sistema mixto de atención en salud. A las instituciones prestadoras de servicios de salud con su consultorio, clínica u hospital públicos y/o privados los vamos a proteger, porque proponemos es un giro directo de la Adres. Al ser directo se les protege”, le dijo Petro recientemente a EL COLOMBIANO.

En todo caso hay preocupación. Desde ACEMI, agremiación de las EPS, se envió el mensaje de que “es un mal escenario que desaparezcamos”. No obstante, el canal de diálogo está abierto con Jaime Urrego, asesor de Petro en temas de salud y miembro de la facultad de medicina del Rosario, quien dijo que la discusión será amplia y garantista.

4. Sometimiento de narcos y del ELN

Para que este punto avance es muy necesario el llamado acuerdo nacional, porque no solo se requiere de mayorías en el Congreso para pasar una norma que permita los sometimientos colectivos de grupos ilegales –la normatividad vigente avala los individuales–, sino que se necesita un despliegue en regiones para socializar los alcances de una iniciativa de esta naturaleza con las comunidades afectadas por el narcotráfico y la guerra.

EL COLOMBIANO estableció que ya hay acercamientos con voceros del Clan del Golfo y otras estructuras ilícitas para analizar si tendrían la disposición de entregar armas, rutas de droga, testaferros y cultivos de uso ilícito, pero yendo a la cárcel y perdiendo las fortunas amasadas en décadas de traquetear.

En la segunda administración de Juan Manuel Santos, el entonces vicepresidente Óscar Naranjo (general en retiro de la Policía), junto al senador Iván Cepeda, establecieron puentes en una vía similar, pero no encontraron respuestas certeras en el Clan (ahora su máximo jefe, “Otoniel”, está extraditado) ni apoyo en la Fiscalía de la época.

Y en lo referente al ELN, Petro y su equipo consideran que el marco transicional que se estableció con las extintas Farc se puede extender a esa guerrilla, calificada de terrorista, lo cual no implica que se cierre la puerta al diálogo. De hecho, como lo anticipó EL COLOMBIANO, el general (r) Eduardo Herrera Berbel, quien estuvo en la fallida mesa que se instaló en Ecuador con ese grupo, abrió los acercamientos. El senador Cepeda también jugaría un papel clave.

“La voluntad del gobierno es dialogar con esas insurgencias (ELN) desde un cese del fuego bilateral, que es lo que esperamos ocurra en los primeros días”, le confirmó Roy Barreras a este diario.

5. La ‘guerra’ que habrá por la Contraloría

Pero no todos los temas son legislativos. El primer pulso de poder en el Congreso para Petro se dará sin que se haya posesionado. Para la primera semana de agosto, antes del 7, está previsto que se elija al reemplazo de Carlos Felipe Córdoba en la Contraloría.

Para ese proceso hay una lista de 10 elegibles que dejó el legislativo saliente y en la que varios de los aspirantes son de la cuerda de “Pipe” Córdoba. Pero con el triunfo de Petro ese guiño dejó de ser clave, por lo que Luis Alberto “Pollo” Rodríguez dejaría de ser el favorito (tenía el respaldo de la administración Duque) y las cargas se irían hacia otro lado.

Consciente de eso, Córdoba comenzó a buscar a congresistas conservadores y del Centro Democrático para intentar hacerle el contrapeso al que reciba el apoyo de Petro y, para ello, convocó a una cena privada en la noche del lunes en su casa. Pero la conformación del acuerdo nacional lo dejaría fuera de combate y sin cómo dejar sucesor en su cargo; de paso, le frustraría su aspiración de ser Fiscal.

En ese contexto, ya suenan los nombres de María Fernanda Rangel –salpicada por el expediente que llevó preso al liberal Mario Castaño–, quien tiene el respaldo de Juan Fernando Cristo. Y despuntó Carlos Pérez, que viene de la Contraloría de Bucaramanga. Aún falta el guiño de Petro.

Y, por otro lado, pero ya con Petro posesionado, se deben elegir a los magistrados del CNE, órgano en el que, de entrada, el Pacto tiene tres puestos fijos por los 2,8 millones de votos que obtuvo su lista al Senado.

Así, con este escenario sobre la mesa, Petro quiere comenzar pisando duro en su primer año y por eso buscó las mayorías en el Congreso.

Además, su entorno ya le dijo, y él lo sabe como opositor en las últimas tres décadas, que lo que no logre pasar en los primeros meses de su mandato, la famosa luna de miel, le será muy difícil consolidarlo después. Su reto es pasar de criticar a ejecutar.

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