Como una práctica de vieja data, ilegal y clandestina, que algunas personas en Medellín adoptaron hace cerca de 15 años pero que ya está en desuso, calificó un experto la utilización de aceites hechos a base de grasa de muertos para rejuvenecer o curar cicatrices.
Así lo reveló Carlos Arcila, tanatopráctico profesional y jefe de laboratorio de la funeraria San Vicente, quien indicó que supo que este tipo de aceites se comercializaban en el mercado negro hace muchos años, pero que ante la falta del aval de entidades médicas, rápidamente se convirtió en un mito.
“Lo que hacían era que cogían el tejido adiposo y por medio de una técnica para depurar la grasa de los muertos lo convertían en un aceite, lo utilizaban y le atribuían un montón de propiedades porque tenía colágeno, y sabemos que esta proteína es utilizada para rejuvenecer e hidratar la piel.
El jefe del laboratorio de la Funeraria San Vicente aclaró que por lo que conoce, en Medellín desde hace muchos años no se consigue este producto dado que nunca se le pudo comprobar científicamente que tuviera utilidad en las personas que lo usaban, principalmente para sanar cicatrices en el rostro.
Es lo mismo que la grasa de cualquier animal: dermatólogo
Consultado sobre el tema, Carlos Eduardo Montealegre, docente de la sección de dermatología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, comentó desconocer que en Medellín se haya practicado o se aplique actualmente la grasa de muerto en aceites con fines estéticos y agregó que, aunque no tendría mayores problemas médicos, no es relevante respecto al uso de grasa de otros animales con el mismo fin.
“Coger la grasa de una persona, licuarla, convertirla en un aceite y aplicarla en la piel de otra persona sería lo mismo que hacer este procedimiento con la grasa de ballena, de elefante, de vaca o cualquier otro animal y no tendría teóricamente ningún problema porque la mayoría de proteínas no tolerarían el proceso de licuado y de cocción al que habría que someter a la sustancia. La grasa retiene el agua y puede disminuir la aparición de arrugas, e incluso atenuar líneas de expresión superficiales. Usar cualquier tipo de grasa sobre la piel produce ese afecto”, puntualizó el dermatólogo.
La conclusión del docente de la U de A es que es mucho más barato usar ceras y grasas sintéticas, o cera de abejas que grasa humana. Es demasiado el costo que implicaría extraer esta sustancia de un muerto para el beneficio que se obtendría que es casi nulo. Igual que aplicarse, por ejemplo, aceite de palma o de oliva en la piel. Todo porque la piel es impermeable al paso de proteínas y mucho menos al paso del colágeno.