Silenciosa y peligrosa, así es la hipertensión arterial. Y no es una exageración. El documento Información general sobre la hipertensión en el mundo (2013), de la Organización Mundial de la Salud, señala que las enfermedades cardiovasculares son responsables de aproximadamente 17 millones de muertes por año.
Las complicaciones de la hipertensión, agrega el informe, causan anualmente 9,4 millones de muertes.
Además, la hipertensión es la causa de por lo menos el 45 por ciento de las muertes por cardiopatías y del 51 por ciento de las muertes por accidente cerebrovascular. Malas cifras para una enfermedad que afecta a 35 de cada 100 personas que habitan en las Américas y que presentan más de mil millones de personas en el mundo.
¿De qué se trata?
La tensión arterial normal en adultos es de 120 mm Hg cuando el corazón late (tensión sistólica) y de 80 mm Hg cuando el corazón se relaja (tensión diastólica). Cuando la tensión sistólica es igual o superior a 140 mm Hg o la tensión diastólica es igual o superior a 90 mm Hg, la tensión arterial se considera alta o elevada.
En algunas ocasiones la hipertensión causa síntomas como dolor de cabeza, dificultad respiratoria, vértigos, dolor torácico, palpitaciones del corazón y hemorragias nasales. Sin embargo, la mayoría de los hipertensos no presenta síntoma alguno. Cuanto más alta es la tensión arterial, mayor es el riesgo de daño al corazón, a los vasos sanguíneos y a órganos como el cerebro o los riñones.
Vacaciones terapéuticas
“La hipertensión es un factor de riesgo cardiovascular importante, especialmente por su alta prevalencia. La presencia de hipertensión arterial incrementa el riesgo de infarto de miocardio, enfermedad renal e insuficiencia cardiaca entre otras patologías, todas ellas más frecuentes en las personas de edad avanzada siendo, por tanto, muy importante un control adecuado de la presión arterial”, subraya Nicolás Roberto Robles, jefe de la unidad de hipertensión del Hospital Infanta Cristina de Badajoz (España).
No obstante, durante las vacaciones algunos pacientes interrumpen su tratamiento, que debe ser permanente.
Así, según datos de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial ocho de cada diez pacientes hipertensos interrumpen total o parcialmente su tratamiento durante las vacaciones. En este sentido, la Sociedad Española de Medicina Geriátrica aconseja a los pacientes y a sus cuidadores preparar la medicación prescrita antes de viajar.
“En general, tanto los fines de semana como en los periodos vacacionales se producen estas vacaciones terapéuticas. A veces ocurre de forma voluntaria, porque el paciente se siente bien. Pero otras es involuntario por el cambio de la rutina diaria que se asocia a la toma de pastillas”, manifiesta Robles.
Dejar fuera de control la presión arterial puede representar riesgos innecesarios para la salud.
“Si no se controla, la hipertensión puede provocar un infarto de miocardio, un ensanchamiento del corazón y, a la larga, una insuficiencia cardiaca. Los vasos sanguíneos pueden desarrollar protuberancias (aneurismas) y zonas débiles que los hacen más susceptibles de obstruirse y romperse” indican desde la OMS.
Lo más contradictorio, opina el especialista español, es que se trata de una enfermedad que se puede prevenir y que resulta mucho más barato eso, su prevención, que su tratamiento o que las cirugías de revascularización miocárdica o la diálisis, que llegan a ser necesarias cuando esta patología no se diagnostica o no se trata