Las centrales obreras y otros movimientos sociales citaron a un “gran paro nacional” ayer 28 y hoy 29 de mayo para apoyar la insistencia en la consulta popular y las reformas del Gobierno. Pero la convocatoria inicial, tras el hundimiento de la convocatoria a la consulta en el Senado hace un par de semanas, la hizo el propio Gobierno. Es más, el ministro de la política, Armando Benedetti, le preguntó al presidente Petro el 14 de mayo: “¿Quién convoca la huelga general? ¿A quién se le dice que lo haga?”, según un chat revelado por Semana. El mandatario, que estaba en China y luego en Ciudad del Vaticano, aterrizó al país con la idea de hacer “cabildos populares”, huelgas, paros y marchas organizadas por las centrales obreras y los movimientos sociales con el apoyo logístico y mediático del Ejecutivo.
Pero la primera jornada del paro salió mal. Este miércoles la asistencia a la movilización en Bogotá, Medellín y otras ciudades del país fue baja. Así lo comprobó EL COLOMBIANO, que estuvo presente en varios puntos cubriendo la jornada. La Plaza de Bolívar, por ejemplo, que es el gran escenario de congregación utilizado por Petro desde cuando era alcalde de Bogotá, estuvo prácticamente vacía en comparación a otras jornadas como la del pasado 1 de mayo, día del polémico discurso de la espada de Simón Bolívar. Esta vez, en cambio, la protesta fue parte del paisaje en el centro de la ciudad.
En otros puntos donde también estuvieron reporteros de este diario, varias personas bloquearon las vías, vandalizaron estaciones de TransMilenio y hasta quemaron llantas en medio de las avenidas, particularmente en el Portal de las Américas donde las autoridades tuvieron que intervenir para retirar a sujetos encapuchados con armas cortopunzantes. En la Calle 80 también hubo bloqueos, lo que obligó a las personas a caminar varios kilómetros para llegar a sus destinos. Igualmente disturbios en la Av. El Dorado, la Calle 26 así como actos de violencia en el Portal Usme.
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La Alcaldía de Bogotá reportó que más de 1 millón de personas se vieron afectadas por los bloqueos en el transporte público. En contraste, según el PMU (Puesto de Mando Unificado) a nivel nacional, hacia las 3:00p.m. de este miércoles se registraron 91 actividades de manifestación pública en 74 municipios y ciudades del país, 15 marchas, 5 asambleas y 9 bloqueos. Lo que confirma el fracaso de la convocatoria a nivel nacional.
En otras ciudades, como Medellín, las manifestaciones ocurrieron con normalidad, pero la constante fue la baja asistencia. Para hoy jueves está planeado un “cabildo popular” a las 3:00 p.m. en la Plaza de Bolívar y cacerolazos a medio día y en la noche, aunque varios juristas han señalado que no son realmente un cabildo, según lo contempla la ley.
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De hecho, el presidente Petro citó un video de este diario en donde se ve la baja asistencia en la movilización en Medellín y dijo: “(...) Una huelga no es una manifestación. La convocatoria a la huelga no puede ser más que de las organizaciones trabajadoras. Las manifestaciones las puede convocar cualquier ciudadano(a), incluido el presidente”, sin reconocer del todo su “paternidad” sobre la marcha ante los pobres resultados.
¿Balance positivo?
En la misma línea, Fabio Arias, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y uno de los líderes del paro, le dijo a EL COLOMBIANO ante el cuestionamiento de la baja asistencia que el balance de ellos “es positivo”: “En esta oportunidad más que en las oportunidades anteriores no se trataba solo de una gran movilización sino de una descentralización de las actividades para que la gente, en medio del paro, a sabiendas que iba a haber problemas con la movilidad, hiciera tareas y actividades en barrios y localidades. (...) es una asistencia muy aceptable”.
Este diario también le preguntó a Arias sobre los actos vandálicos y bloqueos en Bogotá: “No corresponde a la convocatoria ni es nuestra responsabilidad. Siempre hemos dicho, y lo dijo el presidente Petro, que algunos sectores se iban a infiltrar y evidentemente nunca falta alguien que, desde la otra orilla, con el propósito de hacer daño a la movilización pacífica, trata de enlodarla con acciones aisladas”.
Estrategia a varias bandas
A pesar de la evidencia, el presidente Petro elige jugar a varias bandas en su estrategia política. Se desmarca del paro fallido diciendo que es el pueblo quien lo convoca, pero al mismo tiempo su aparto de propaganda RTVC —cuestionado por investigaciones periodísticas de este diario— elige difundir la narrativa, apoyada en fotos con planos cerrados y tomas desde el piso, que el Gobierno sale victorioso de cara la discusión de la reforma laboral. También miembros del gabinete difunden la insistencia (¿o amenaza?) de realizar la consulta popular así sea por decreto: “va porque va”, dijo el mandatario a pesar de las advertencias de expertos señalando que no es viable jurídicamente.
Incluso, tan “amplia” es la estrategia del Gobierno que el ministro Benedetti dijo este miércoles que “en un futuro hipotético lejano, porque siempre nos ha ido mal con el Congreso porque allá han hundido todas las reformas sociales, lo que uno podría pensar es en no hacer la consulta” en caso de que el Senado apruebe la reforma laboral. “Pero ahora viene la etapa más difícil que es la plenaria del Senado”, agregó.
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En efecto, el Gobierno demostró que no tiene mayorías y que están lejos de los 60 votos que el ministro Antonio Sanguino calculó podrían tener, según dijo en una entrevista con EL COLOMBIANO. Por su parte, el presidente del Senado, Efraín Cepeda, dijo que “estoy seguro de que el Consejo de Estado la tumba por arbitrario”, en referencia a la consulta popular vía decreto.
Sobre el paro y las marchas, la politóloga y profesora de la U. Javeriana, Carolina Cepeda, opina que “es más fácil movilizar el descontento que el consenso. Quienes están a favor del Gobierno no necesariamente ven la urgencia de movilizarse”.
Esto porque, según la teoría, la ciudadanía debería tener un papel crítico frente a quien ostente el poder, sea quien sea. Lo que ha sucedido con el petrismo es que ha insistido en que ellos “son Gobierno, pero no poder”. Queda poco más de un año de mandato, de pleno ejercicio del poder, precisamente, y el presidente Petro, dicen sus críticos, ejerce un liderazgo más de opositor que de gobernante.
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