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A Jorge Omar Vélasquez le diagnosticaron insuficiencia renal cuando tenía 20 años. “Mis riñones funcionaban el 35 %, uno estaba casi perdido y el otro a media marcha”. Entonces la vida le cambió: tuvo momentos en los que debía tomarse 14 pastillas al día. Y eso no es todo, luego llegaron dos años de diálisis: una cada cinco horas.
De esos últimos años Jorge prefiere no acordarse, de lo que sí habla con orgullo y una sonrisa es del trasplante de riñón que recibió el pasado 10 de febrero de 2020. Su hermana Jeanneth Alexandra Velásquez fue su donante.
“Ese día fue una fiesta para la familia, todos llegaron al hospital con camisetas blancas en las que se veía una ilustración hecha por un amigo que vive en Bucaramanga en la que estamos mi hermana y yo (ver ilustración)”, recuerda el diseñador gráfico de 32 años.
Fue en el Hospital San Vicente Fundación de Rionegro: Jeanneth ingresó primero al quirófano, luego Jorge. Ella despertó a las 2:00 p.m. y él a las 4:00 p.m. “Lo primero que hice fue preguntar por mi hermana y al verla sentí una paz impresionante, para mí ella es mi milagro andante, es mi vida y la única manera que tengo de devolverle este favor es siendo digno y mejor persona”.
Después de recibir el trasplante el ritmo de vida de Jorge dejó de ser como un relojito que le recordaba que era momento de una nueva diálisis. No podía, por ejemplo, demorarse más de dos horas fuera de su casa. Ahora el panorama es distinto: lee tranquilo, sale con los amigos, duerme toda la noche. “Se me abrieron un montón de posibilidades sin esa presión, sin ese ritmo que era como un marcapasos. Donar es una decisión con la que se puede dar no solo vida a otra persona, sino también amor”.
El médico Jaime Ramírez, cirujano de trasplante del Hospital San Vicente Fundación de Rionegro, manifiesta que “la donación de órgano o tejido en vida es un acto humanista, una de las manifestaciones más generosas por algún ser querido”. Y agrega que en Colombia solo está permitido este procedimiento entre familiares hasta tercer grado de consanguinidad.
El cirujano de trasplante es el profesional encargado de la extracción del órgano al paciente y está involucrado en el proceso desde la selección del donante, el análisis de los exámenes para determinar las condiciones de salud y finalmente el procedimiento.
“Para el trasplante de riñón, por ejemplo, la cirugía la realizamos con mínima invasión, utilizamos el menor tamaño posible en la incisión o agujeros en la piel. Por medio de cuatro agujeros específicos introducimos una cámara de televisión y tres pinzas, con estos instrumentos realizamos la extracción”.
Luego el riñón es llevado a un recipiente con hielos donde lo lavan con una solución fría y posteriormente le aplican nutrientes para que no se muera (este proceso dura alrededor de una hora). Mientras tanto, el receptor está en un quirófano contiguo de la misma área de cirugía esperando el inicio del procedimiento en el que le implantarán el órgano.
Los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de escoger un donante de riñón son: ser del mismo grupo sanguíneo o compatible con el receptor, edad máxima de 55 años y no tener enfermedades que pueden afectar la salud de los riñones (diabetes, hipertensión, cáncer, infecciones, VIH).
El nefrólogo Julián Builes explica que dentro del protocolo posterior a la donación de un órgano como el riñón el paciente debe cambiar la manera de alimentarse para no contraer alguna infección gastrointestinal (alimentos bien lavados y cocidos), adoptar hábitos de vida saludable y consumir medicamentos inmunosupresores para mejorar la tolerancia del riñón.
“Cuando se aplica a la donación de riñón el donante puede vivir perfectamente, cuando ambos tienen una compatibilidad alta se logra un buen resultado y el paciente puede vivir más de 20 años sin ningún tipo de complicaciones”.
Además, indica que una de las ventajas de la donación de órganos en vida es que “el tiempo que pasa entre la extracción del órgano y la colación en una solución de preservación es menor en comparación a la donación cadavérica porque en esta última se necesita un proceso de conservación y un transporte. Si todo funciona bien, el donante debe ir a controles sencillos tres veces al año”.
Según el Ministerio de Salud, 567 colombianos (con corte a septiembre de 2020) habían accedido a un trasplante para mejorar su calidad de vida durante ese año y la lista de espera de pacientes para trasplante era de 2.924, una reducción de 114 con relación a los 3.038 que se encontraban a diciembre 2019
Periodista. Hago preguntas para entender la realidad. Curioso, muy curioso. Creo en el poder de las historias para intentar comprender la vida.