En la mañana de ayer el ministro de salud Fernando Ruiz Gómez confirmó en rueda de prensa la decisión de aplicar terceras dosis en el país a pacientes inmunosuprimidos con condiciones específicas (ver ayuda).
La decisión, explicó, se tomó en conjunto con el comité asesor de vacunación, basándose en informes, reportes y análisis, porque llegaron a la conclusión de que es necesaria la medida para proteger a esa población y el plan de vacunación va adelante en el país. Hasta el reporte del jueves se habían aplicado 32.741.710 dosis, de las que 18.688.769 son primeras. Es decir que hay 14.052.941 personas con el esquema completo, más 2.683.102 vacunados con monodosis.
Ahora bien, durante la rueda de prensa, y posteriormente a través de su cuenta de Twitter, el ministro Ruiz instó a las autoridades departamentales para que prioricen e incentiven la vacunación en los grupos abiertos, por encima de la tercera dosis, aunque esta se autorice y sea necesaria “cuando la evidencia técnica lo indique”.
El ministro Ruiz hizo énfasis en que “el país atraviesa un momento epidemiológico en el que, definitivamente, solo con la vacunación masiva de las personas que no han recibido su esquema, vamos a tener la posibilidad de reducir un impacto en la mortalidad a consecuencia de la mayor transmisión del virus (por la variante delta) sobre un eventual cuarto pico”.
Sobre la tercera dosis, esa priorización ha sido precisamente la pregunta que tiene enfrentadas a diferentes organizaciones, incluyendo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), con algunos gobiernos: ¿qué grupo se debe priorizar para recibir una dosis, quienes no han tenido ni una, sobre todo en los países de bajos recursos, o los vacunados que requieren un refuerzo?
Detractores
El doctor del Instituto Javeriano de Salud Pública Jorge Martín Rodríguez explica que el dilema se da porque países con ingresos medios y bajos ya tienen suficientes problemas para cubrir a toda su población con vacunas (no tienen las suficientes), como para aumentar el número de dosis que se requieren en otros lugares. Para él, además, esos gobiernos deberían preocuparse principalmente por darles a sus poblaciones los esquemas normales, que haya más vacunados con las dos dosis, antes de usar una más.
De igual manera, la OMS se ha plantado en contra de las terceras dosis desde que se expuso la posibilidad, argumentando que es más importante garantizarles a los países de escasos recursos la vacunación en esquema de dos dosis, para prevenir la aparición futura de nuevas variantes que sigan retrasando la inmunidad de rebaño. La idea es esta: es preferible que en el mundo haya más vacunados con dos dosis, que menos con tres.
“Entendemos la preocupación de los gobiernos de proteger a sus poblaciones de la variante delta, pero no podemos aceptar que los que ya han utilizado la mayoría del suministro de vacunas, utilicen todavía más”, dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Sin embargo, ante la inminencia de esta medida, el pasado 9 de agosto desde sus oficinas centrales en Ginebra, le pidió a las naciones de ingresos altos que retrasen la aplicación de las adicionales hasta finales de septiembre, cuando se calcula que al menos el 10 % de la población mundial estará inmunizada. Igual denunció que estos países concentran el 80 % de las vacunas, aunque representan poco menos de la mitad de la población. Según el portal de investigación Our World in Data, solo el 1.3 % de la población de países de bajos ingresos ha recibido al menos una dosis.
Mientras los contagios continúen será más probable que surjan nuevas variantes en el mundo, explica el infectólogo Carlos Agudelo, y la única alternativa que se tiene de detener estas mutaciones es reduciendo drásticamente los contagios, que solo es posible con la inmunidad de rebaño. Esta se consigue al tener un gran porcentaje de la población vacunada. Y el requerimiento es mundial, no solo de ciertos lugares.
El epidemiólogo Óscar Gómez, de la Pontificia Universidad Javeriana, señala que el virus que mejor se adapte, la variante con mejor transmisibilidad que logre reproducirse con mayor facilidad en su portador, el cuerpo humano en este caso, será el que termine por dominar, como ya está ocurriendo en Estados Unidos. En un reporte del CDC del 23 de julio se resalta que el 83 % de los contagios en ese país correspondían a la variante delta.