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Los últimas dos décadas han sido testigo de grandes avances en la lucha contra el cáncer. El mayor conocimiento que se ha dado sobre la diversidad de genes relacionados, ha permitido el desarrollo de nuevos tratamientos que prometen cambiarle la cara a esta enfermedad que sigue siendo el gran reto del mundo científico.
Disminuir su incidencia se hace difícil cuando los factores causantes son, en la mayoría de los casos, indeterminados. Sin embargo, reducir la tasa de mortalidad y apuntarle al cáncer como una enfermedad crónica con la que se pueda convivir por cada vez más años, parece ser la gran apuesta.
Aunque suena contradictorio, la incidencia de cáncer en Colombia y el mundo va en aumento, sin embargo, según afirma el hematólogo y director de cancerología del Hospital Pablo Tobón Uribe, Juan Felipe Combariza, esto se debe a que la mortalidad por la enfermedad ha disminuido de manera importante y en consecuencia de eso cada vez se ven más personas con cáncer. Además, la gran mayoría de cánceres se dan en personas mayores de 60 años y en la actualidad enfrentamos una pirámide poblacional que ha cambiado, “con el aumento en la esperanza de vida, la probabilidad de estar vivo a los 70, 80, 90 años cada vez es mayor; y al tener mayor edad, mayor es el riesgo de cáncer” enfatiza.
Ante esta mayor tasa de incidencia, la opción está en mejorar los tratamientos y la calidad de vida de los pacientes. Los avances científicos han permitido que hoy en día haya un mayor conocimiento de los diferentes genes relacionados con la enfermedad. “Hemos entendido que el cáncer de pulmón no es solo uno, sino que son un montón diferentes. Antes hacíamos lo mismo para todos; ahora sabemos que cada uno se comporta diferente”, afirma el especialista al explicar cómo, gracias a esto, se han precisado los tratamientos, mejorando tanto la tolerancia a los mismos como la supervivencia.
Y es que los efectos secundarios en la quimioterapia tradicional por ejemplo, ya no son los mismos de antes. La llamada medicina personalizada o de precisión ha permitido entender cómo se comporta un cáncer en una persona determinada e inferir así el comportamiento futuro del mismo. Esto ha permitido avances en nuevos tratamientos como la inmunoterapia o las terapias dirigidas que son mejor tolerados que la quimioterapia tradicional.
El oncólogo clínico Mauricio Luján explica que los tipos de cáncer en los que más se ha podido avanzar gracias a la inmunoterapia son el gastrointestinal, el de pulmón, el de colon, el melanoma maligno y el de mama. Particularmente, en este último quizá el principal avance se ha dado en la identificación de la proteína HER2, lo que ha permitido caracterizar los diferentes subtipos de este cáncer para tratarlos de forma individualizada. Si bien, el cáncer de mama sigue siendo el que más se presenta en las mujeres, los avances médicos han llevado a que la tasa de supervivencia se haya doblado en los últimos años.
La mejor estrategia de supervivencia
La mayoría de cánceres no se pueden prevenir. Por lo menos, no de manera contundente. Es cierto que medidas como no fumar, en el caso del cáncer de pulmón; cuidar la exposición al sol, frente al cáncer de piel, y, en general, mantener una dieta sana, rica en fibra, frutas y verduras, es clave para disminuir las probabilidades de sufrir un cáncer asociado a estos factores externos. Sin embargo, la forma más efectiva de contrarrestar la enfermedad es diagnosticarla a tiempo.
Probablemente hay también influencia de factores medioambientales como es el caso del cigarrillo y el asbesto con relación al cáncer de pulmón, pero la realidad es que la mayoría de cánceres no tienen un factor desencadenante determinado. Tal vez el único tipo que se puede prevenir completamente es el de cérvix, por medio de las vacunas del papiloma, pues este cáncer está claramente asociado a la infección por dicho virus. La radiación, las ondas electromagnéticas y la alimentación son algunos de los factores que se asocian al cáncer pero lo cierto es que aún no se puede decir a ciencia cierta hasta qué punto ni en qué nivel deberían ser controlados para evitar una eventual aparición de la enfermedad.
“Cuando la gente oye cáncer siempre tiene en la cabeza la muerte, pero hoy en día lo más probable es que en 5 años la mayoría estén vivos, muchos en 10 años, incluso en 20 años... Entonces, hay cosas por hacer” afirma el doctor Combariza al sostener que la verdadera estrategia de supervivencia está en el diagnóstico temprano.
En nuestro país existen pruebas para la detección precoz del cáncer de mama, cuello uterino, próstata, colon y recto, siendo estos los tipo con mayor probabilidad de prevención secundaria. Si cualquiera de estos cánceres se diagnostica estando en una etapa temprana probablemente tenga tratamiento curativo, mientras si se diagnostican tarde, cada vez será más difícil su cura.
Lo primero que debe hacerse desde cada persona es conocerse bien. Ante cualquier anormalidad que se sienta, “una bolita en alguna parte, una úlcera, una llaga que no mejora, pérdida de peso, sangrado, fiebre de causa no clara, es importante acudir a un especialista”, enfatiza Combariza. El escenario ideal para el especialista es uno en el que cada quien tenga un médico conocido, que sepa los antecedentes familiares e históricos del paciente, que trate a la persona en sus diferencias, y cuente con entrenamiento en las diferentes pruebas de tamización, entre otros factores claves.