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El incremento es del 28 % en el primer semestre, una cifra que debe
crecer con ley que plantea que todos los colombianos son donantes.
Donar un órgano es salvar una vida y en Colombia parece que se ha entendido esa tarea.
Según el reporte que entrega el Instituto Nacional de Salud, INS, los trasplantes de órganos aumentaron 28 % en el primer semestre de este año, frente al mismo lapso del año pasado (Ver infografía).
El informe deja ver que en el primer semestre de 2016 se registraron 539 trasplantes, mientras que en el mismo periodo de este año fueron 688.
Este indicador, aunque es alentador, plantea un reto si se tiene en cuenta que la tasa actual es de solo 7 donantes por cada millón de habitantes.
“Es necesario seguir rompiendo mitos alrededor de la donación en el país”, dice Martha Lucía Ospina Martínez, directora del INS.
Según esta entidad, con la entrada en vigencia de la Ley 1805, desde el pasado 4 de febrero, que convirtió a los colombianos en donantes, a menos que expresen en vida que no están de acuerdo con serlo, se espera seguir labrando camino para consolidar una cultura de donación de órganos y tejidos en Colombia.
Otro indicador positivo que muestra el INS está relacionado con el aumento en la voluntad de donar de los colombianos. En el primer semestre de este año 3.276 ciudadanos ratificaron su deseo de ser donantes, frente a 538 que manifestaron que no. En la actualidad, se cuenta con un total 215.019 ciudadanos que expresado por escrito su voluntad de donar sus órganos, según el INS.
“A eso le estamos apostando como país, a una Red de Donación y Trasplantes totalmente integrada, transparente y de mayor velocidad en los tiempos de respuesta”, asegura la directora Ospina.
Con corte al 11 de octubre pasado, permanecían en lista de espera 2.589 personas. De estas, 22 esperan corazón, 137 hígado, 2.389 riñón, 20 pulmón, 1 páncreas, 5 intestino, 4 riñón – páncreas, 1 riñón-corazón y 7 hígado, riñón y páncreas.
Se debe tener en cuenta que la donación es autorizar que se puedan emplear los órganos, mientras que el trasplante es la acción por medio de la cual se realiza el procedimiento quirúrgico.
José Silverio Rojas Vásquez, de 65 años de edad y residente en Bogotá, recibió un riñón el 1 de diciembre de 2015, tras haber sufrido una enfermedad que le redujo su funcionamiento al 25 % y que no le permitía eliminar líquidos.
“Tuve control médico por 10 meses y lo único que hacían era formularme pastillas. Yo creía que estaban funcionando, pero realmente no estaba evacuando y los riñones se fueron inflando porque la orina se devolvía”, comenta.
Agrega que tuvo que acudir a diálisis durante cinco meses para evacuar la orina retenida, pero que siempre pensaba en “el temor de vivir pegado a una máquina para evacuar mis líquidos”.
Sin embargo, tras varias pruebas, encontró un donante. “Mi sobrino me permitió volver a nacer tras sufrir esa enfermedad porque uno piensa que se va a morir o que no va a llegar ningún donante”, expresa José.
Explica que su vida sigue con normalidad y que solo tendrá que tomar dos medicamentos. Dice que fue un privilegiado.
¿Por qué donó?, la pregunta es para Ricardo Martínez Rojas, sobrino de José Silverio. “Ver sufrir a un familiar es algo que parte el alma y yo tuve la posibilidad de aportarle un granito de arena a su vida”. Otra razón que le hizo tomar la decisión fue que su madre tuvo cáncer y conocían el dolor que representa tener a un ser querido enfermo, por lo que él, junto a un hermano y otro tío, se realizaron los exámenes para encontrar quién era el más compatible.
Si bien el panorama es alentador en cuanto al incremento de trasplantes, aún hay tareas que se deben abordar día a día para derrumbar los mitos generados alrededor de la donación.
Según los expertos consultados, lo primero que se debe entender es que la donación no genera efectos negativos en la salud ni de quien dona ni del receptor.
José Norman Salazar, coordinador del Centro Colombiano de Derecho Médico, da un ejemplo sencillo, con la donación de sangre.
“Quien dona recibirá beneficios porque el organismo estará en capacidad de crear nuevas células”, explica Salazar.
Por su parte, José Silverio sostiene que tuvo compañeros de diálisis que lograron conseguir donante, “pero se negaron porque los vecinos o sus familias les decían que recibir un órgano era pecado o que les iba a invadir el cuerpo y no los dejaría vivir normalmente”.
En ese sentido, Adriana Segura, directora de la Red Nacional de Donación, destaca que los mitos que más persisten son por religión, compra o venta de órganos, que a las personas las dejan morir para sacarles los órganos e incluso hasta que los donantes son de bajos estratos y quienes reciben, son de estratos altos.
“Entre todos debemos desvirtuarlos. Por ejemplo, para que uno pueda ser donante, se tuvo que haber hecho todo lo posible para salvar la vida del paciente, porque se necesita que, clínicamente, el corazón continúe latiendo”, asegura la directora de la Red.
Señala que aún se mantienen retos en el acceso a hospitales o clínicas de tercer nivel, para que los pacientes puedan ser atendidos en caso de requerir un órgano.
Segura advierte que es prematuro decir que el incremento se dio tras la entrada en vigencia de la Ley, pero destaca que el país tiene equipos técnicos que “se han puesto la camiseta” trabajando en ese sentido.
“Este tipo de cambios normativos no son fáciles de evaluar, pero esperamos que la norma nos dé una mejor plataforma para trabajar”.
Ricardo, quien le donó el riñón a su tío, le envía un mensaje a la comunidad en general, con el objetivo de que los colombianos no lo duden, en caso de tener la posibilidad.
“Ojalá todos seamos conscientes de que está en nuestras manos poder salvar las vidas de los demás”.
Periodista de la Universidad del Quindío. De Calarcá.