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El infinito en un junco, el libro de Irene Vallejo, es un viaje para descubrir historias alrededor de los libros. Se devuelve a los años antes de Cristo, cuando no eran como los conocemos ahora, sino que están siendo inventados. Lo cuenta como si estuviera a un lado, narrando ella misma al oído.
Entonces se van descubriendo detalles: “La Biblioteca, que también era en cierto sentido un faro, es sin embargo un lugar que ningún autor antiguo nos ayuda a imaginar. En todos los textos, permanecen imprecisos los detalles sobre el espacio, la distribución de salas y patios, las atmósferas y los rincones, como reflejados en un espejo a oscuras”.
Irene es una de las grandes invitadas al Hay Festival de Medellín, y estará conversando esta noche con Juan Diego Mejía, precisamente sobre libros y lecturas. Luego irá a Cartagena.
El Hay es esa posibilidad de encontrarse con los autores, de ahondar más allá de las letras que ellos juntaron en sus obras. Y es, sobre todo, la posibilidad de reflexionar, de pensar sobre el mundo que nos rodea.
Desde la tecnología
Los temas son diversos, y este es uno de los que se escuchará en el Hay de Cartagena: Sheera Frenkel y Cecilia Kang escribieron Manipulados para explicarle al público general qué hace Facebook con los datos e interacciones que día a día le dan los usuarios de sus diferentes aplicaciones. La respuesta corta es que se lucran. Los usuarios pagan con sus datos los servicios que, según estudios, pueden llegar a ser dañinos para ellos.
Por ejemplo, según revelaciones de Frances Haugen, antigua empleada de la compañía, y que publicó The Wall Street Journal, Facebook sabe que Instagram afecta la salud mental de los adolescentes produciendo trastornos alimentarios, ansiedad, depresión y baja autoestima. También se ha evidenciado que Facebook alimenta el discurso de odio y que este se traduce en hechos violentos en la vida real. En 2018, la ONU determinó que la red social había jugado un papel clave en la transmisión del discurso islamófobo del clero budista, que desencadenó la eliminación de la población musulmana de la isla de Myanmar.
¿Cómo pasó Mark Zuckerberg de ser un adolescente aficionado a la programación a ser uno de los jinetes del Apocalipsis? La respuesta la relacionan Sheera Frenkel y Cecilia Kang en Manipulados con la directora operativa de Facebook, Sheryl Sandberg, quien es responsable de la creación de los modelos de publicidad que aprovechan los datos que empresas como Google y Facebook recopilan de los usuarios.
Un matrimonio
La historia de la creación de Facebook es bien conocida, llegó al cine en 2010 con la película Red social. Zuckerberg es contratado para programar un directorio en línea de los alumnos de Harvard, pero termina convirtiéndolo en una de las redes sociales más grandes de la historia.
Sin embargo, su principal objetivo era crecer, acumular poder, ser cada vez más grande. Para lograrlo usó el dinero de inversionistas, que eventualmente empezaron a exigir rentabilidad y ahí es donde entra Sandberg, quien entonces trabajaba en Google. Zuckerberg la convence para que monte en Facebook un modelo de monetización como el que ya había creado antes.
Kang, que habló con EL COLOMBIANO, afirma que todos los males no se le puede achacar a Sandberg (como le han dicho sus fuentes que hace Mark en ocasiones), pero Sandberg sí se suponía que debía ser “el adulto de la relación”, en cambio ha ofrecido poca resistencia cuando se trata de contrarrestar posibles movidas perjudiciales para los usuarios. Kang explica que no hizo mucho por eliminar el discurso negacionista del Holocausto, a pesar de ser de ascendencia judía.
Tampoco ha hecho demasiado para cerrar las brechas de género, a pesar de ser una reconocida abanderada del feminismo en el mundo de los negocios.
A pesar del importante rol de Sandberg en la compañía, permanece a la sombra de Mark. Para Kang, es clave que el público sepa que los escándalos que surgen cada tanto y, a veces, se quieren presentar como errores de la empresa, son movidas producto de decisiones pensadas por los diferentes equipos, todas aprobadas por Zuckerberg. “Era muy importante para nosotras mostrar que hay un patrón, que no es accidental, donde los empleados daban alertas de cosas negativas que pudieran estar ocurriendo alrededor de los usuarios, la dirigencia los ignoraba y luego se desataba un escándalo, por el que se tenían que disculpar, era un ciclo”, explica Kang.
Futuro, sin duda
En cuanto al futuro de Facebook, ahora llamada Meta, Kang no duda que siga siendo brillante. “Sabemos, gracias a los Facebook Papers que filtró Frances Haugen, que desde hace un par de años Facebook ha visto declinar el interés de los usuarios más jóvenes en Instagram y eso asusta mucho a Mark Zuckerberg, porque una vez pierdes a los jóvenes, no tienes un proyecto de futuro. La empresa continúa apalancándose en su popularidad alrededor del mundo para seguir siendo exitosa. Todas las aplicaciones se están empezando a fusionar o, por lo menos, a integrarse cada vez más. Whatsapp, por ejemplo, es extremadamente popular en todo el mundo, así que se pueden apoyar en ella para mantenerse”, cuenta.
El metaverso es una incógnita parcial, porque para Kang es cierto que Facebook no tiene un buen historial de éxito en lo que se refiere a desarrollos propios, pero cuando se trata de adquisiciones, todo le sale bien. Por ahora, Meta está concentrado en capotear los escándalos mientras desarrolla aplicaciones, hardware y plataformas que le permitan hacer realidad la fusión entre el mundo real y el virtual. “Tienen todo el dinero para lograrlo”
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