Todavía no está encendido el tradicional alumbrado navideño de EPM, pero ya se vieron algunas figuras, entre ellas el diablo del Carnaval de Riosucio, Caldas, y una marimonda, del de Barranquilla.
Esos símbolos de fiestas tradicionales del país han sido debate en redes sociales, en especial la del diablo. Los reclamos son porque, se dice en redes, no representan la celebración navideña. Aunque hay debate, y quienes defienden que se cuenten estas historias.
El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, respondió a los reclamos afirmando que la temática de los alumbrados este año es un homenaje a los diferentes fiestas que se celebran en el país.
Aunque la figura del diablo fue retirada, desde EPM informaron que es para solucionar detalles técnicos de la imagen, y que no está relacionado con su simbolismo y el debate en redes. Fue una coincidencia, señalaron, y volverá a estar entre las figuras que hacen homenaje a las fiestas culturales del país.
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¿Y qué significa el Diablo del Carnaval de Riosucio?
Para quienes no son de este pueblo que se ubica al occidente del departamento de Caldas, a unas tres horas de Medellín por la vía La Pintada, entender esta figura puede ser difícil. Y no se trata del diablo católico, sus orígenes tienen que ver con la fundación del municipio y el encuentro de tres culturas. Detrás hay todo un simbolismo y un juego.
“El Carnaval es una fiesta y una tradición que refleja el origen triétnico que tenemos los riosuceños. Durante la explotación del oro, los blancos tenían sus celebraciones y creencias, mientras que lo indígenas y lo negros no, y solo una vez al año (6 de enero) les daban un día de asueto para que festejaran entre ellos y manifestaran sus tradiciones culturales. Con el paso de los años comenzaron a llamar a esta fiesta la Matachinada (porque sacrificaban una res), y los blancos se interesaron por el tema, por su alegría, y comenzaron a asistir de incógnitos, y así aparece el disfraz”, relata Sandra Calvo Pinzón, alcaldesa del Carnaval de Riosucio, sobre el origen de la fiesta.
El diablo nació de la conjunción de los elementos de las tres culturas que se encontraron. “Los indígenas dijeron, necesitamos que esa figura tenga rasgos felinos y tenga garras, porque somos originarios del jaguar; que además tuviera un calabazo, donde se fermenta la bebida sagrada. Los negros dijeron, que la figura tenga cachos de toro, que significa la fortaleza de nuestra raza, y que tenga una serpiente, que es protección. Los blancos le pusieron alas de murciélago para que en la noche pudiera proteger, y que estuviera acompañada por un báculo, que es símbolo de poder, con tres puntas, de las tres razas. Esa es la composición del diablo del Carnaval de Riosucio”.
Aníbal Alzate, matachín (así se les llama a los hacedores de la fiesta) y cuadrillero, añade que el Carnaval surgió como una actividad festiva para zanjar las diferencias entre tres comunidades que poblaban Riosucio. “Entre ellos el diablo, cuyo simbolismo entra a fortalecer la unión de estas comunidades, en términos de respeto, tolerancia y fraternidad. El diablo es un elemento del juego ritual que el riosuceño usa para divertirse, jugar y criticar”. Así que, precisa él, es un símbolo de paz y unidad. “En él se concentran las tradiciones ancestrales, raizales y es su fiel guardián. Es el adalid y motor de la alegría y júbilos colectivos”.
Él explica que la figura se separa del diablo católico por varias razones: una, el origen mismo de la fiesta. Dos, el Carnaval y la figura del diablo tienen la aceptación de la Iglesia Católica, que no lo considera demoníaco. “”El Carnaval comienza con una eucaristía en homenaje a los matachines, en varias cuadrillas han participado sacerdotes, pues se asume como un juego. Hay muchas evidencias de que el Carnaval es un intenso ritual festivo que se realiza en las plazas, no como actividades clandestinas demoniacas”.
Y no es el único símbolo del Carnaval. De hecho, el elemento más importante son las cuadrillas. Podría haber fiesta sin diablo, pero no sin estas últimas, que son protagonistas el domingo. Se trata de grupos de personas que se organizan alrededor de un tema, se disfrazan, recorren el pueblo y luego con letras jocosas y burlonas van a cantar a las casas y los tablados.
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