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Tras quince días de programación –recitales, conferencias, charlas, presentaciones de libros– la FilBo 2022 cumplió las expectativas de sus organizadores. Andrés Sarmiento, director general de la Feria, habló con EL COLOMBIANO sobre el balance que dejó esta versión que tuvo a Corea de Sur como país invitado. Las cifras de asistencia y de ventas lograron consolidar a la Feria de Bogotá en un peldaño alto de los eventos de este tipo en América Latina.
Hablemos de las expectativas cumplidas de la FilBo 2022...
La primera expectativa cumplida fue la respuesta de la gente. La Feria -que fue la feria del reencuentro- buscaba que la gente volviera a esta experiencia, a este certamen que crece desde hace años. El reto no fue menor: tuvimos muchos desafíos en materia presupuestal, en materia de confirmación de escritores internacionales, en volver a convocar y articular a todos los actores de esta feria. En ese sentido, la respuesta no solo fue positiva sino inmediata. Logramos una gran feria con números muy alentadores.
¿Cuáles son esos números alentadores?
Calculamos que durante los quince días de Feria ingresaron más de quinientas mil personas a Corferias: entre quinientas mil y quinientas veinte mil. Lo descubriremos al finalizar el día. Además, se rompieron récords de ventas en comparación con 2019. Los expositores reportaron ventas a satisfacción durante todos estos días y en todos los stands. Eso nos da un indicio de que la gente estaba esperando el certamen, la gente quiso aprovisionarse de libros para todo el año. Los auditorios de eventos estuvieron llenos. La afluencia fue tan positiva que nos llevamos una sorpresa todos.
Y en el asunto de las cancelaciones, ¿cómo le fue a la FilBo?
Por fortuna, los convocados asistieron. Tuvimos más de 1600 eventos, más de quinientos invitados nacionales e internacionales de más de treinta países. Tuvimos muy pocas cancelaciones. La Feria significó eso: un reencuentro con los escritores, con los libros y con los lectores.
¿Cómo se ubica la FilBo en el contexto latinoamericano?
En materia de negocio, en materia de programación la FilBo es una de las más importantes de América Latina. Recordemos: en Buenos Aires son veinte días de Feria con jornadas hasta las once de la noche. En ese sentido, creo que después de Guadalajara nosotros nos consolidamos como una de las Ferias más grande de Iberoamérica. La FilBo sigue creciendo, las ventas son mayores, los expositores aumentan.
Hablemos de las actividades descentralizadas...
La Feria busca tener presencia no solo en Bogotá sino en el país. Con la alcaldía mayor de Bogotá se gestionó FilBo Ciudad, que buscaba llegar a los rincones de toda la ciudad: zonas rurales, bibliotecas, librerías, colegios, parques. Por ejemplo, llevamos a Mircea Cartarescu a Simón Bolívar, también estuvo en Medellín. A los autores internacionales los llevamos a librerías. Después de pandemia las ferias se partieron en dos: ya no tienen consideraciones de tiempo y espacio. Ahora son una dinámica de todo el año donde a través de eventos virtuales, activaciones para públicos nicho se hacen presentes. Por ejemplo, en octubre el Festival Infantil y Juvenil aquí en Bogotá busca conectar con la gente y con otras ferias. Estuvimos con el secretario de cultura ciudadana de Medellín y con la directora de la Fiesta de la Cultura para suscribir estrategias para capacitaciones de libreros independientes de todo el país, para eventos infantiles. Las ferias nos unimos para que toda nuestra oferta se conecte con una red que incida en todo el país en materia de cultura.