Bajo el lema “Arví, aquí florece la tradición”, el Parque Arví ofrece durante la Feria de las Flores un recorrido que conecta la riqueza natural del territorio con la memoria cultural y las raíces silleteras. Hasta el 18 de agosto, visitantes nacionales y extranjeros podrán disfrutar de experiencias que combinan historia, arqueología, biodiversidad y tradición campesina.
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La programación incluye recorridos por la Casa Campesina, el Rincón Silletero, la Huerta de la Abuela y toldos gastronómicos con preparaciones típicas. También habrá escenarios decorativos, entre ellos la rotonda de las flores, un colibrí en gran formato y un columpio para fotografías. Más de 1.000 flores adornan la plazoleta principal, entre ellas begonias, primaveras, geranios, vincas, petunias, novios, kalanchoes, besitos y pensamientos.
Claudia Vanegas Vásquez, guía del parque desde hace 16 años, explica que el recorrido especial por Feria de Flores consta de cuatro estaciones: mitos y leyendas, sendero de especies nativas ornamentales (orquídeas, bromelias y anturios), domo de orquídeas y picnic, donde los visitantes elaboran una silleta tradicional. Este trayecto no solo evoca la tradición silletera, sino que relata la historia de los primeros habitantes de esta región, sustentada por hallazgos arqueológicos.
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“La llegada de los europeos en 1541 quedó registrada en crónicas que describen caminos más anchos que los del Cuzco, tambos con alimentos y un valle abundante. En su segunda expedición, los colonizadores trajeron trigo, animales domésticos y muebles, adaptando las sillas de comedor para cargar personas y enseres. Así nació la silleta como medio de transporte en zonas de difícil acceso, un elemento que con el tiempo se integró a la identidad campesina de Santa Elena”, dice Claudia.
A lo largo de la historia, la economía local se diversificó. Hubo cargueros que transportaban personas, cultivadores de flores, productores de fique y cabuya para artesanías, lavanderas que subían ropa desde Medellín para lavarla en la vereda y carboneros que fabricaban carbón vegetal. Estas labores, junto con la arriería, formaron parte de la base económica y cultural del corregimiento.
El territorio también ha sufrido transformaciones ambientales. La explotación de oro y la tala indiscriminada degradaron los suelos, lo que llevó a procesos de reforestación con especies como pinos, eucaliptos y acacias. Actualmente, el parque desarrolla un plan de manejo forestal para recuperar especies autóctonas y endémicas.