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Don Santiago Santamaría tenía claro que quería que la educación y la cultura serían los ejes del pueblo que quería fundar en las montañas del oriente antioqueño. “Una de las primeras cosas que trajo fue una obra de arte y contrató un maestro particular que se ocupara de los hijos de las familias que se habían animado a seguirlo en su proyecto”, cuenta Nelson Augusto Restrepo, presidente del Centro de Historia de Jericó. Otra de las iniciativas de Santamaría fue abrir una biblioteca.
Es la única forma de explicar que un pueblo de 13.000 habitantes tenga cinco museos, un teatro con capacidad para mil personas y tres centros culturales. En su historia hay bandas de jazz, compañías de teatro, bibliotecas, tres imprentas y 94 periódicos. Si bien el Hay Festival es hoy el centro de la agenda, el calendario anual está casi lleno.
“El renglón número uno de la economía en la zona urbana del municipio es el turismo”, dice Diego Molina, coordinador de turismo de la administración municipal, que lo ve como producto de su ubicación estratégica entre Medellín y el Eje Cafetero, el segundo destino predilecto de los viajeros colombianos. En señalar ese potencial coincide Mauricio Pérez, responsable de regiones de Comfama, organizadores de la edición del Hay Festival que empieza el viernes, que ven en la apuesta por el turismo cultural un foco de desarrollo para la región. Aquí algunos de los atractivos de este municipio
Si los números de la cultura son impresionantes, los de la religión no se quedan atrás. Jericó ha albergado trece comunidades religiosas (hoy hay tres), hay un seminario, 17 capillas, una catedral (foto) y el más importante, una santa, Laura. El día de las velitas y Semana Santa son fechas que marcan los fieles en el calendario. Imperdible la Casa Natal de la Madre Laura.
Jericó es uno de los 19 pueblos declarados como patrimonio por el gobierno nacional, lo que pone en valor su arquitectura y asegura que se preserve. Esta corresponde al tipo de la Colonización antioqueña, de aquí salieron varias familias que fundaron nuevas poblaciones en el Quindío, pero también se cuentan con casas del estilo republicano y los valiosos templos.
Aunque los platos típicos antioqueños están a la orden, la gastronomía tradicional jericoana está más enfocada en los postres y la panadería. Otro sabor característico es el cardamomo, que se cultiva en la región y se exporta, dejando en los excedentes inspiración para los cocineros más creativos. El café también abunda, dice Restrepo que por el espíritu emprendedor de un cura.
La riqueza natural de la región se conserva desde los tiempos de don Santamaría, y se puede caminar en los senderos ancestrales que este construyó para comunicar al pueblo con el mundo. Según Molina, la topografía ha beneficiado el turismo de aventura, hay dos pistas de parapente, jardín botánico, balnearios y los chorros del río Piedras aledaño.