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Hay en Antioquia 51 granjas a cargo de mujeres, casi todas ellas víctimas del conflicto armado y el periodista de EL COLOMBIANO, Juan Diego Quiceno contó esa historia y el de una en particular que hay en el municipio de Campamento, a tres horas de Medellín.
Ese relato le valió el premio que entregó este jueves la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en América Latina y Caribe, FAO Américas, a quienes visibilizan historias que luchan contra el hambre y la malnutrición en la región. Este galardón se entrega en el marco de las celebraciones que se vienen dando desde octubre cuando se festejó el Día Mundial de la alimentación. Se postularon 150 trabajos en diferentes categorías. Quiceno ganó en el apartado de prensa con el artículo titulado Ellas cultivan más que alimentos en las granjas, que salió publicado el domingo 20 de septiembre en las páginas del diario EL COLOMBIANO y posteriormente su edición digital.
La periodista y abogada chilena Eliana Rozas, de la universidad Católica de Chile y miembro del jurado anunció en ceremonia virtual a Juan Diego Quiceno como ganador en esta categoría y destacó su “notable relato”.
Para Quiceno visibilizar esta granja fue lo más valioso, cuenta como son cerca de 14 mujeres que tienen un proceso que empezó en 2016, “la reportería estuvo muy de la mano de los expertos en el tema, de la Secretaría de las Mujeres y de la Universidad de Antioquia que acompaña el proceso”.
Cuenta como hacer esta crónica en medio de la pandemia tuvo sus retos, “viajamos a Campamento con todos los requerimientos de bioseguiridad, allá me encontré con un grupo de mujeres muy fuertes, que tenían una historia vital muy bella, habían superado montón de conflictos no solamente desde sus municipios sino atravesados por una violencia muy machista”.
El hecho tiene como frente esa seguridad monetaria que les ofrece la granja, “pero también les permite encontrarse con otras mujeres en un espacio donde pueden hablar y eso finalmente hace que compartan sus experiencias y que vayan aprendiendo unas de otras. Y entonces se encuentra uno relatos muy bellos como el de esa mujer que me contaba que le daba pena agarrar un azadón por el marido, este le pegaba y después de ir a la granja, aprendió de derechos (gracias a charlas que dan también la Secretaría de las Mujeres) y al final se divorció, es un aprendizaje en varias vías”.
Ese componente social fue el que más conmovió a Juan Diego, el contar la historia de esas mujeres que no salían de una cocina en sus hogares y que se encontraron con ellas y con otra versión de ellas en el campo.
Periodista, presentadora y locutora. Fui DJ de radio, reportera de televisión y ahora disfruto el ejercicio de escribir a diario. Melómana, cinéfila y seriéfila.