El Dorado es una de las leyendas más célebres del continente. Sucedida en tiempos de la Conquista española, alude a una creencia que despertó ambiciones y generó derramamiento de sangre.
La leyenda contaba que en el territorio de la actual región cundiboyacense había un reino muy rico en oro. Que su gobernante se cubría el cuerpo en polvo de este metal y se sumergía en aguas de una laguna sagrada (Guatavita), para rendir tributo a los dioses.
Los españoles organizaron expediciones desde Quito (Ecuador), Coro (Venezuela) y Santa Marta, para dar con él.
Sobre esta leyenda, el español Sergi Ramírez y el colombiano Luis Carlos Quintero, realizaron una escultura con arena.
La pieza artística tiene forma piramidal, pues posee una base ancha que va adelgazándose hasta llegar a la cima. Cuenta con dos caras: una en la cual dos personajes y algunas figuras antropomorfas recuerdan a las comunidades indígenas. La de la leyenda corresponde a la familia muisca. Esta parte estuvo a cargo del artista colombiano.
Del lado opuesto, dos conquistadores parecen enfrentarse, a juzgar por sus espadas en alto. Una mujer aristócrata sigue a uno de ellos. Este segmento fue realizado por el español.
Estas escenas se complementan con elementos de la identidad nacional: el loro orejiamarillo, el jaguar, la palma de cera y la selva.
Parado sobre un piso plano también de arena, el español maneja por turno palustres, brochas, espátulas y llanas, que va descargando en el suelo, cuando acaba de usarlos.
—Se trata de arena corriente o debe tener alguna propiedad especial? —Le pregunto a Sergi Ramírez, quien afirma que su nombre es como Sergio, pero sin o, porque es catalán.
—Sí, arena corriente. Solo que sea de cantera. No puede ser arena muy lavada, como la de río o la de mar, porque no adquiere consistencia y se derrumbarían las partes de la escultura que están al vuelo.
—¿Cómo se logra su compactación? ¿Con alguna cola o algún tipo de fijador?
—No; ninguno. La arena se compacta con agua. Al secarse, se endurece.
—Es un arte efímero. ¿Cuánto puede durar?
—Sin que nadie lo moleste, varios meses.
La leyenda de El Dorado estuvo vigente hasta el siglo diecinueve.