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Gabriel García Márquez decía que sus historias estaban en la realidad. Él contaba eso que iba viendo, que se sumaba a su imaginación. Solo que a veces, muchas veces, la realidad parece superar la ficción. El realismo mágico en la vida misma. El Nobel de Literatura colombiano murió hace tres años, un 17 de abril, aunque era Jueves Santo.
1. La embarazada de trapo
Historia famosa de 1997: Liliana Cáceres, de 17 años, apareció con una barriga gigante. Todos creyeron, incluso su esposo Alejandro Ferrans, la familia, los médicos y los medios de comunicación, que iba a tener sextillizos. ¡Seis niños de una sola vez! Hasta hubo un documento oficial del Hospital Universitario de Barranquilla, que confirmaba la noticia: “La impresión diagnóstica revela un embarazo múltiple de más o menos 30 semanas de gestación”. La gente se movilizó, había que recoger fondos para ayudarle a la familia. Así iba la noticia, hasta que el 29 de noviembre de ese año se supo que los bebés no eran más que una barriga llena de pantalones y camisas, y un pin de bolos que hacía de ombligo. Su esposo la dejó.
2. Un ladrón muy débil
Un joven atracador no miró bien a su víctima: le pareció que una mujer de 1.62 metros de estatura era fácil de atracar, e intentó quitarle sus pertenencias. No sabía él que la señora aquella era Darys Pardo, excampeona de boxeo, que le dio una paliza. El otro ladrón se salvó de una golpiza profesional, pues tan pronto vio qué les esperaba, se escapó del lugar.
3. Se salvó por una película
Barranquilla es famosa por sus arroyos. Guillermo Moncada estuvo en peligro de ser llevado por el agua, pero se acordó de la película Karate Kid e hizo la maniobra famosa: brazos abiertos, una sola pierna en el piso, la otra encogida. No le pasó nada, y finalmente llegaron las autoridades a salvarlo.
4. Un sancocho que vale oro
A un turista caleño le pidieron que pagara $226.000 por tres platos de sancocho de pescado. Eso significa que por cada uno le estaban cobrando $75.000. ¿Un sancocho, por tanto? Ni que los plátanos tuvieran sobrecosto. Las redes sociales fueron las aliadas de este turista, que denunció el abuso, y en compañía de las autoridades finalmente le devolvieron $170.000. Así las cosas, los tres platos costaron $56.000, $18.700 por cada uno. Más razonable, ¿no?
5. Pura coincidencia
Encontrarse a un tocayo de nombre es fácil, pero que tenga hasta los apellidos, sí es bien difícil. Le pasó al policía John Harold Puello en 2015, cuando en un retén en el Atlántico, le pidió la cédula a un hombre que resultó con su mismo nombre y, es más, el mismo número de identificación. La diferencia en el documento era la foto y la estatura: resultó ser más bajito. El hombre confesó que era cubano y que había pagado por la cédula falsa 5.000 dólares. ¿Pura coincidencia?
6. Un cajero en sandías
La imaginación no tiene límites: un hombre disfrazado de vigilante entró y amenazó al personal de la droguería donde estaba el cajero, en Barranquilla. Eran las 7:10 de la mañana y todavía no había clientes. Luego entraron otros tres ladrones, y entre los cuatro desprendieron el cajero electrónico móvil. Ya habían desactivado la alarma, aunque no planearon bien cómo lo iban a llevar hasta el camión de estacas que los estaba esperando. Entonces vieron en la droguería tres sandías partidas, y usaron las cáscaras como ruedas, para que la máquina se deslizara fácilmente. Estaban tan tranquilos, que intentaron tres veces subir el cajero al carro. A nadie le pareció sospechoso. En el cajero iban 59 millones 700 mil pesos. Nueve horas después encontraron el camión y capturaron a cinco personas. El aparato lo encontraron desvalijado, por supuesto sin dinero.
Y usted, ¿cuál historia macondiana le contaría a García Márquez? Comente más abajo.
Es periodista porque le gusta la cultura y escribir. A veces intenta con la ficción, y con los poemas, y es Camila Avril. Editora de la revista Generación. Estudió Hermenéutica Literaria.