El pasado 7 de septiembre, una junta de padres francófonos en el suroeste de Ontario, retiraron de las escuelas más de 4.700 libros entre los que se encontraban las historias de Tintín, Pocahontas, Asterix, junto a libros de historia que calificaron de obsoletos, así como biografías de exploradores europeos. Se les condenaba, entre otras cosas, por supuestamente contener apropiación cultural y mensajes ofensivos contra los pueblos originarios canadienses.
Lyne Cossette, quien fungió como portavoz de la junta, para el medio canadiense National Post, afirmó que la intención era realizar un acto de reconciliación con los pueblos indígenas, que además se incluyeron durante todo el proceso, inclusive con la selección de textos.
Esta no es la primera vez que ocurre un hecho así en el suroeste de Ontario, esta misma junta de padres realizó un acto similar en 2019 al que nombraron como la ceremonia de “purificación de llamas” y no pudieron realizarlo en el 2020 por la pandemia, contó en el medio Radio Canadá.
Este año, explicó Cossette en la entrevista, la quema llevaría el nombre de ”Devolver a la tierra” con la intención de enviar mensajes de “apertura y reconciliación”, reemplazando libros de contenido “obsoleto con estereotipos negativos” por otros con más positivos e inclusivos. En esta ocasión, las cenizas de los libros que lograron quemar fueron utilizadas como abono para plantar árboles.
De igual forma, Radio Canadá difundió un documento de 165 páginas en el que se incluía un análisis detallado de todos los libros que se retiraron y la justificación de cada decisión.