Ghetto Kumbé lo invita a su ritual de tambores

El grupo presenta su primer álbum. Ritmos afrocolombianos y electrónicos se cruzan, guiados principalmente por la percusión.

El trío hizo parte de las bandas que le abrieron a Radiohead en Bogotá en 2018. Han estado en Sónar Festival, Bogotá; Jaguar Festival, Palomino, y BOmm, en Bogotá Music Market FOTO cortesía zzk records

Un montón de hilos invisibles entretejen la obra de Ghetto Kumbé. El primero de ellos es ese que los une, donde quiera que estén, a sus raíces en la costa Caribe. Ese hilo, quizá el más fuerte entre ellos, se hace cada vez más visible cuando los tres se ponen a crear música. Surge, a veces, como si fuera una sesión de jam, de improvisación, en la que el ritmo de los tambores se va apoderando del espacio, como si fuera el llamado a que más gente se conecte a ese círculo hecho de dundunes y djembes, y al que luego van armando con un montón de elementos electrónicos.

A pesar de que es desde Bogotá que convocan ese llamado rítmico, Juan Carlos Puello (Chongo), Andrés Mercado (Keyta) y Edgardo Garcés (Guajiro) han ido alimentando ese ritual de tambores, así lo llaman, y este mes presentaron su primera producción discográfica, el homónimo Ghetto Kumbé, después de haber ido forjando un camino que con el EP Kumbé en 2016 y luego con Soy Selva el año siguiente.

Antes su exploración era instrumental, ahora tienen mucho para decir y otros hilos que los unen a su tierra, como las lenguas indígenas, las causas que apoyan y su visión de esa Colombia tan distinta que han habitado. En este disco lo exponen a quienes quieren poner a bailar y escuchar.

Un camino

Los tres suman experiencia en otros grupos que han experimentado con la tradición como Sidestepper y Ondatrópica. Keyta es quien se ha obsesionado por la interlocución entre ritmos africanos y locales, Chongo ha tenido acercamientos estrechos con el folclor, trabajando incluso con leyendas como Petrona Martínez y Totó La Momposina a lo largo de su carrera, y El Guajiro es quien enlaza las experiencias caribeñas con elementos que provienen de un entramado de elementos electrónicos.

Como Ghetto Kumbé han propuesto una alternativa de la que no se puede despegar la danza, pero que rinde homenaje al tambor. Lo hacen mucho más visible en esta producción e incluso le dedican una canción: Tambó. “Es parte esencial. Tiene un poder increíble, una energía increíble, tanto para la persona que lo está escuchando, como el que lo está tocando. Es como si el tamborero estuviera abriendo su ser y expresara si es feliz o triste”, dice El Guajiro.

Palabras entre la danza

Este disco es, además, “una conversación entre muchos ritmos”, añade, allí hay kuduro y afrohouse, por ejemplo, y los incluyen de manera cuidada queriendo que esa charla entre los sonidos sea fluida. Trajeron aliados para su búsqueda, tuvieron de invitados a Franklin Tejedor (Mitú), la cantante Melánie Bourire proveniente de la isla africana Reunión y Kombileza Mí (ver Para saber más).

Crearon Vamo’ a darle duro, su primer sencillo, durante la época de las marchas del 21N, así que ese tema representa uno de los hilos que los une a la realidad. “Es un mensaje de aliento, estamos aquí vamos a darle duro contra todo lo que nos está cogiendo, lo que nos tiene inconformes”, apunta. “Es una voz de aliento para esa gente en Guajira, Bolívar, Palenque, que está olvidada desde hace mucho tiempo”.

Ghetto Kumbé sigue tejiendo desde la distancia esa red que la conecta cada vez más a las tradiciones con las que siguen poniendo a bailar al mundo.