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Nell Leyshon y la esencia de lo simple

Una conversación con la autora del libro Del color de la leche, Nell Leyshon. Una novela que encuentra en lo básico la manera para revelar la belleza más esencial.

  • Nell Leyshon es una escritora nacida en Glastonbury, Inglaterra. Su obra Del color de la leche es una novela que encuentra en lo básico la manera para revelar la belleza más esencial. Foto: Cortesía Siglo del Hombre Editores.
    Nell Leyshon es una escritora nacida en Glastonbury, Inglaterra. Su obra Del color de la leche es una novela que encuentra en lo básico la manera para revelar la belleza más esencial. Foto: Cortesía Siglo del Hombre Editores.
18 de junio de 2017
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Para Nell Leyshon el ejercicio de escribir es convertirse en receptáculo de los personajes que llegan a su mente y dejarse poseer por sus preocupaciones y pensamientos. No deben ser grandes próceres o damas de sociedad, entre más sencillos sean los personajes, más atractivos son para esta escritora inglesa. Al fin y al cabo, si ha de darle voz a alguien es porque antes no tenía.

¿Es consciente del tiempo que se toma para sentarse a escribir?

“Escribir es una ocupación extraña. Algunos días no soy consciente de nada cuando escribo, como si estuviera en un estado de ‘flujo’ y siento como si las páginas solo aparecieran. No soy consciente del trabajo duro que implica lograrlo. Otros días, cada palabra es difícil y tengo que ser extremadamente disciplinada para lograr cualquier cosa. Hace poco empecé a trabajar en varios lugares diferentes. Solía usar siempre mi estudio, sentada en mi escritorio, pero mis dos hijos dejaron la casa y me sentí más libre. Tengo un pequeño computador portátil maravilloso, así que puedo llevar el trabajo a donde quiera que vaya. Ahora disfruto escribir en público, donde hay ruido de fondo y actividades que me entretienen. Me gusta cuando las palabras aparecen y se siente como si las estuviera escuchando y viendo de las personas; que mi cerebro inconsciente haga su trabajo”.

Ha viajado entre la ficción y el teatro, ¿dónde se siente más cómoda?

“Las obras de ficción y teatro son completamente diferentes. El rol del escritor está en diferentes términos, el teatro es mucho más colaborativo. La ficción me permite estar en completo control de mi mundo interno, y puedo escribir en secreto. Me siento cómoda en las dos, pero algunas veces me siento mejor escribiendo de forma privada, así que prefiero la prosa. Otras veces solo quiero trabajar con otras personas y conversarlo. En este momento, solo quiero escribir teatro”.

¿Qué la hace feliz del oficio de escribir?

“Cuando sé lo que estoy haciendo y estoy segura de una pieza, eso me hace muy feliz. Si puedo satisfacer mi obsesión con un tema, eso me hace feliz. Las ventajas de ser un escritor —ir a Colombia, por ejemplo—, me hace feliz. Los lápices desafilados y la escritura débil no me hacen feliz”.

¿Cómo llegó la idea de escribir Del color de la leche? ¿Hay hechos reales en la historia?

“El libro fue concebido como una obra de teatro. Fui invitada por la Royal Shakespeare Company, quienes iban a montar una serie de obras sobre la Biblia del rey James. Mary vino a mí como una mujer joven que aprende a leer y escribir usando la Biblia. La serie de obras nunca se dio, pero la idea se quedó en mi cabeza y seguí pensando en ella, en Mary. Luego me di cuenta de que podía ser una novela. La primera línea vino a mí y se sintió más allá de mi control. La escuché y la escribí, luego continué escribiendo. Solo contiene algunos hechos reales, y fueron comprobados luego de que la escribiera. He descubierto que demasiada investigación y datos hacen sentir a mi cerebro congelado. Me vuelvo menos creativa”.

El tiempo es importante en Del color de la leche, ¿qué significa el tiempo para Nell Leyshon?

“Estoy fascinada con el tiempo. Es un tema complejo y es imposible huir de él. Siempre que escribo, considero que el tiempo es una de las cosas más importantes. En teatro es vital, teniendo en cuenta que los eventos se desarrollan en el escenario en tiempo real, pero no suceden en tiempo real necesariamente. En prosa no es igual porque no sé cuál es el marco de tiempo que el lector usará para leer, sin embargo, hay una relación entre el tiempo cubierto en la narrativa, y cómo es escrito y estructurado. Odio organizar el tiempo y me rebelo contra la idea de usar un reloj para revisarlo. El problema con los teléfonos móviles es que usualmente tienen hora”.

¿Cuál es el secreto detrás de Del color de la leche?

“Buena pregunta. No estoy segura. Puedo analizar lo que hice después de haberlo escrito, pero creo que se debe escribir instintivamente y no ser demasiado consciente. Creo que una vez tuve el personaje de Mary en la cabeza, el libro “fue escrito” por ella. Cuando escribo con claridad, y sé lo que estoy haciendo, es como si hubiera encendido un radio y solo necesitara escuchar la voz en mi cabeza —escucho todo lo que escribo, en vez de verlo-”.

¿Cuál es la estrategia para lograr tantas descripciones de personajes y paisajes sin usar un gran número de palabras?

“Creo que si usas mucho lenguaje, es como lluvia pesada —el lector se ahoga en él y no encuentra espacio para su interpretación. Si escribes menos, hay lugar para que el lector haga descubrimientos y saque conclusiones. Hace que el lector sea más activo. No creo que haya una estrategia —creo que es solo como escribo. Puede estar relacionado con quién soy, un hablante directo”.

¿Cómo entró en la cabeza de una mujer que vivió en el siglo XIX?

“Creo que ese es mi trabajo. Amo moverme en la mente de otra persona, pero no estoy segura de que pueda explicar cómo lo hago. Creo que es como cuando eres niño y estás jugando y puedes convertirte en muchas personas diferentes. Es el mismo sentimiento”.

¿Qué aspectos de la vida durante el siglo XIX la inspiraron a escribir este libro?

“Creo que fue la idea de que una mujer joven no tenía poder sobre su vida en ese tiempo, que podía estar completamente en manos de otra persona. Tengo una voluntad fuerte y de seguido me pregunto cómo hubiera sido si viviera en un tiempo donde las mujeres tenían tan poco poder, y no tenían voz”.

Como lo dice Valeria Luiselli en el prólogo a la versión en español, ¿cree en las coincidencias?

“No estoy segura. Creo en mantenerme consciente de lo que hay a mi alrededor, y dibujar líneas paralelas entre las cosas. Creo que hay patrones, sin embargo, los seres humanos también son capaces de hacer patrones y verlos a donde dirijan su mirada. La experiencia es tan vasta y confusa que tenemos que darle un sentido. Eso es la ficción. Conocí a Valeria en Londres, en la Feria del Libro, y fue muy emocionante verla y agradecerle por recomendar Del color de la leche. Su publicación en español ha sido una gran alegría para mí”.

Hay una gran belleza en el libro, en medio de una historia llena de dominación y desesperanza. ¿Pensó en los lectores? ¿Quiso tocar sus corazones?

“Sí, me gusta que los lectores se sientan conmovidos de alguna manera, o... por qué escribir y por qué leer. Sé que si cuando escribo algo, me siento conmovida, el lector también lo hará”.

¿Se siente cómoda contando historias de vidas cortas como la de Mary?

“Sí, me gusta escribir sobre cosas que me interesen y me ‘estiren’. ¡No estoy interesada en escribir sobre cosas simpáticas y seguras! Me gusta pensar en la gente que no tiene voz y no son escuchados. La gente que tiene voz en la sociedad ha sido oída tantas veces, que no necesitan que yo cuente sus historias. Tampoco me entusiasman sus historias, así que no las quiero escribir. Por ejemplo, nunca escribiría la historia del vicaro Del color de la leche. Es la mesera la que me interesa, o la criada, o el jardinero, o la persona durmiendo en la calle. El político o la empresaria no me interesan”.

¿Crees que escribir es un acto de liberación y libertad?

“Sin duda. Me siento lo más libre posible cuando escribo y siempre estoy consciente de la suerte que tengo de poder hablar fuerte y tener una voz. No todo el mundo es capaz de expresar sus opiniones con seguridad”.

¿Le importa lo que piensa la prensa sobre Del color de la leche? Un periodista español dijo que la leche y la sangre eran lo mismo, ¿qué piensa sobre eso?

“No me interesan los juicios o las críticas, me importa más lo que pienso sobre mi trabajo, que lo que otras personas piensan. Incluso cuando dicen algo bueno, y yo creo que lo puedo hacer mejor, entonces me escucho a mí misma. Pero sí me importa cuando alguien dice algo interesante, como que la leche y la sangre son lo mismo. Me parece una buena observación, pues ambas son fundamentales para la vida”.

¿Cómo define su alma? Nell, la mujer espiritual, más allá de la escritura.

“No estoy segura cómo responder a esa pregunta. A la edad de cinco o seis años, decidí que Dios no existía, pero estaba confundida, porque era muy sensible y me conmovían la arquitectura de las iglesias y los cantos. Creo que tal vez el sentimiento de creatividad es algo espiritual”.

¿Qué le gusta hacer cuando no está escribiendo?

“Pensar sobre escribir o hablar sobre escribir con otros escritores. Fuera del trabajo, cocino y tengo un jardín, y me gusta pasar tiempo con mis hijos y mi familia”.

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