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El camarón boxeador es blanco con puntos rojos, grandes, y unas barbas largas. Es un pelión, muy territorial, aunque si se ve en peligro, cuenta Luis Kamil Buitrago, biólogo y divulgador científico del Acuario de Parque Explora, suelta los guantes para defenderse. Él, como las lagartijas, puede desprender las pinzas, como ellas la cola. Además es monógamo y se queda con su pareja para toda su vida.
Este camarón boxeador es uno de los nuevos habitantes que se estrenan por estos días en una pecera del Acuario Explora como su hogar para de aquí en adelante.
Luis Kamil explica que al Acuario llegan animales nuevos por varios motivos. Uno son los eventos reproductivos. Las pirañas y las rayas, por ejemplo, se reproducen con frecuencia. Pasa igual con las ranas del Vivario. “No son las mismas de hace unos años. Estas son las nietas o bisnietas, porque hay un recambio generacional”.
Hay otros que llegan por donaciones o por intercambio con otras instituciones. Esas son condiciones que hacen que antes de cambiarse a su pecera real, donde se pueden ver en público, deban pasar por cuarentena.
Los que están nuevos estaban esperando estar listos, donde los observaron, les ayudaron a acostumbrarse a la rutina de iluminación y a las de alimentación. Todo para asegurar que cuando se fueran, no hubiera que volverlos a sacar, porque sería traumático.
“Hace un par de meses inauguramos la segunda pecera más grande del acuario, en la que tenemos 43 mil litros de agua. Es una pecera reciente, y como hay una regla intuitiva, que es que el pez grande se come al chico, pues había muchos peces que iban para esa pecera, pero que estaban muy pequeñitos. Ya después de varios meses, incluso casi ya un par de años algunos, ya han crecido lo suficiente y se pueden pasar a convivir en el hogar para el que fueron destinados”.
La mojarra de puntos, que solo vive en Colombia, ya esperó lo suficiente. Se llama así por obvias razones: su cuerpo está lleno de punticos. También el boca de fuego, que tiene coloraciones naranjadas y rojizas, y el cíclido de panza amarilla. “Son todos de la misma familia. Agresivos, territoriales”.
Otra novedad, en otra pecera, es el sábalo, que puede respirar bajo el agua y tomar oxígeno de la atmósfera. “La mayor parte del tiempo está en el mar, pero en Colombia puede llegar hasta Honda, Tolima, remontando contracorriente el río Magdalena”. Hace ruidos cuando se siente en peligro, y por eso se dice que es un gruñón.
Porque cada animal tiene su historia y su forma de ser. El cangrejo araña o flecha es otro que se suma. Es, señala Kamil, como un gallinazo de mar, que vive escarbando en el fondo.
Ahora, si es de pequeños que andan creciendo, las medusas ya se pueden ver, y tienen su propio espacio. Ellas llegaron coladas entre las rocas.
No todos tienen el mismo proceso. En la pecera donde están los cíclidos africanos, sigue el biólogo, hay grandes y chiquitos de muchos colores, porque han nacido ahí.
Nuevos habitantes entonces de las aguas dulces y saladas de este lugar.
Es periodista porque le gusta la cultura y escribir. A veces intenta con la ficción, y con los poemas, y es Camila Avril. Editora de la revista Generación. Estudió Hermenéutica Literaria.