La noticia de la mañana era que la traductora italiana Anita Raja había dicho, en una cuenta de Twitter pasajera –solo duró ocho horas–, que ella era la escritora: “Lo confirmo. Soy Elena Ferrante. Creo que esto no cambia en nada la relación de los lectores con sus libros”.
La de más tarde fue distinta: Giulio Passerini, de la editorial E/O, que publica a la escritora, señaló en Twitter y retuitió varios artículos que indicaban que la cuenta era falsa.
El periódico La República de Italia explicó que le preguntaron a Sandra Ossola, de la editorial, y negó categóricamente la cuenta, diciendo que la traductora incluso estaba de viaje y no quería hablar del tema.
La historia empezó el domingo, cuando el diario Il Sole 24 Ore publicó un texto de Claudio Gatti en el que decía que Anita Raja podría ser Ferrante.
El argumento fue económico: que los ingresos de la traductora habían crecido mucho de 2010 a 2015, y que eso era difícil solo traduciendo las obras de Ferrante al inglés .
La polémica se ha ido a preguntarse por qué no respetar la decisión de la autora de mantenerse secreta..La escritora María Cristina Restrepo, quien ha leído a la autora italiana, cuenta que su anonimato se ve con respeto, porque hay un interés en trabajar bien, y no en los reflectores que alimentan el ego.
La novela sobre si es o no Anita Raja, o quién es de verdad, continúa de todas maneras.