Laura lleva una máquina de escribir en su nombre. Ya pocos conocen que su apellido es Torres, porque en casi todas partes, como artista, es Laura y la máquina de escribir. Es una metáfora para decir que lo que quiere hacer es escribir y crear canciones.
Es su primera vez en la ciudad. Su concierto, en el Teatro Pablo Tobón esta noche, hace parte de La Matraca, ese proyecto que le abre las puertas a artistas independientes.
Estará en el escenario con su banda, que tiene un baterista, dos chelistas, un pianista y ella, que canta y que toca el piano. Además hay un invitado local, Pala.
“Estoy tratando de hacer mi música de manera diferente, que sea algo especial para mí, que me sienta cómoda cantando, y que sea también especial para el público. Este formato lo hice con el propósito de hacer algo distinto y experimentar formatos diferentes de bandas y nuevos sonidos, y ver cómo reacciona la gente”.
La melodía y las canciones son inseparables. Su interés por la música ha estado acompañado por las letras. Es más, estudió literatura, y eso está en sus composiciones, aunque también escribe cuentos.
“Para mí es tan importante la letra como la melodía y siempre cuando oigo una canción me fijo mucho en las letras. Me parece muy interesante e importante darle a la gente composiciones originales y no decir lo mismo que todo el mundo dice, sino tratar de sacar las letras de un lugar muy íntimo”.
Tiene canciones de amor, de la vida cotidiana, pero sin dejar la fantasía. Le gusta crear imágenes y utilizar metáforas.
Escribe como una máquina, explica, si bien lo hace a mano, por ese gusto por las cosas análogas y artesanales. Trata de no dejar su cuadernito a un lado, para anotar las ideas para sus canciones. Experimenta escribiendo un diario.
Ahora trabaja en su segundo disco –el primero se llamó Laberinto–, del que algunas canciones se escucharán en La Matraca