El estadio Monumental de River Plate puede ser hoy otra vez escenario para una gesta histórica del fútbol colombiano, como sucedió el 5 de septiembre de 1993 cuando la Selección de Colombia venció 5-0 a Argentina. Esta vez será Atlético Nacional el que busque protagonizar otro capítulo de gloria para el país, alzando la Copa Suramericana.
Ha sido una espera de 12 años la del elenco antioqueño para llegar de nuevo a una instancia decisiva a nivel internacional. “No hay más plazos, es ahora o esperar quién sabe cuánto para tener otra oportunidad como estas”, dijo el volante Edwin Cardona, que espera brillar esta noche como lo hizo el Pibe Valderrama, en su misma posición, hace dos décadas sobre el mismo terreno.
Por eso viajó la plantilla de 30 jugadores completa para buscar el sueño de ellos y de millones de hinchas verdes, el de alcanzar una nueva estrella en Suramérica que multiplique la grandeza del club.
Buenos antecedentes
River Plate no ha perdido durante esta edición de la Copa, pero como dicen por ahí, “siempre hay una primera vez” y Nacional quiere ser el equipo que dé la sorpresa, con unos antecedentes que lo respaldan. El verde no cayó en Argentina en sus últimas 7 visitas, en las que logró 4 victorias y 3 empates.
Además, en el recuerdo de todos está fresco el triunfo 1-3 que en abril de este año los dirigidos por Juan Carlos Osorio alcanzaron sobre la mejor versión del Newell’s de los últimos tiempos.
“En la cancha somos once contra once y el que mejor esté mentalmente va a ganar, porque acá nadie duda de que ambos equipos tienen el fútbol para triunfar y por algo llegaron a esta final”, dijo Alexis Henríquez, que en 2004 fue campeón de la Copa Libertadores ante otro histórico como Boca Juniors.
En los últimos días, Elkin Calle se ha acercado a sus compañeros para decirles que la cancha del estadio Monumental es una de las mejores y que si hacen el fútbol que están acostumbrados pondrán en apuros a River Plate. Lo dice con autoridad porque es el único sobreviviente del equipo verde que, el 20 de abril del 2000, venció a River en su casa 2-3. Victoria en la que colaboró con uno de los goles; los otros dos fueron conseguidos por Néider Morantes y Jorge Agudelo.
Junto a ellos llegó también el “Ángel” verde, Juan Pablo. Él se cansó de celebrar goles en ese estadio con la camiseta de River Plate, conoce como ningún otro jugador las bondades de ese campo, los camerinos y la atmósfera. Incluso, cuando terminó el juego en Medellín, muchos de los jugadores de este River Plate fueron a buscarlo para saludarlo, porque lo tienen como ídolo y referente.
Así que todo está servido: una mesa de lujo, unos invitados excepcionales y un premio que le dará mayor grandeza al conjunto que lo consiga. No por nada la esperanza es de color verde y por eso Nacional aspira a ser hoy seis veces más grande en Suramérica.