El exciclista Santiago Botero dice que Nairo Quintana no se puede poner a llorar “sobre la leche derramada” luego del tiempo que perdió ayer en la undécima etapa del Tour de Francia con final en alto en la estación La Rosière.
Botero asegura que aún queda mucho terreno montañoso por ascender, como el de hoy, con meta en Alpe d’Huez, donde se pondrá fin a la trilogía de las jornadas alpinas, y que cualquier cosa puede pasar.
¿Será que el Movistar de Nairo se equivocó en atacar ayer tempranamente con Alejandro Valverde? ¿Quintana estaría ahorrando fuerzas para el desafío de hoy? ¿Chris Froome (Sky) y Tom Dumoulin mantendrán el fuerte ritmo luego de ser campeón y segundo en el pasado Giro de Italia?
“Un día malo no son 20 o 30 segundos, son varios minutos. No hay que lamentarse de la situación actual de Nairo. Todavía falta mucho por hacer de parte de otros equipos para que, en algún momento, Froome o Dumoulin cedan en el ring”, agregó Botero.
Si la etapa de ayer, que en el papel parecía corta, fue dura, la del corazón de los Alpes, lo será aún más.
Se recorrerán 175.5 km desde Bourg-Saint-Maurice Les Arcs y se tendrán que ascender cuatro premios, tres de ellos de categoría especial: Col de la Madeleine (25,3 km de subida al 6,2 %), Col de la Croix de Fer HC (29 km al 5,2 %) y Alpe d’Huez (13,8 al 8,1 %), donde está ubicada la meta.
Esa última cima, con rampas del 8% de desnivel, le trae lindos recuerdos a Colombia. Lucho Herrera se impuso allí el 17 de julio de 1984. Era la etapa 16 de aquel Tour.
Pero además, Quintana ha lucido fuerte en ese puerto, ubicado a 1.850 metros sobre el nivel del mar y conocido por las 21 curvas de herradura, numeradas en sentido decreciente desde la base (km 162) hasta la cima.
En 2013, el escarabajo arribó cuarto y recortó a Froome 1.06; mientras que en 2015, le descontó al británico 1.20.