Parecía que el agua se venía encima. Las pequeñas gotas aparecieron antes de la partida; sin embargo, solo sirvieron para ambientar la fría mañana que dio apertura a la segunda edición de El Reto El Escobero, otra de las modalidades del Clásico EL COLOMBIANO, etapa rutera.
Pasada la brizna, el clima se mostró complaciente para los 240 participantes que se atrevieron a subir al pico más alto del Valle de Aburrá.
La tranquilidad reinó en el grupo de ciclistas entre la sede de esta casa periodística, avenida Las Vegas, y el Hospital Manuel Uribe. En ese tramo, los ciclistas gozaron de un terreno llano como antesala a una infernal trepada.
Y así fue porque desde este centro de salud de Envigado hasta la meta, fue tanto el sufrimiento que a muchos se les agotó el aire antes de tiempo y las piernas no les respondieron como para terminar. Algunos más debieron bajarse de sus ciclas a reposar. Otros más llegaron con la lengua afuera, pidiendo auxilio para no perder el sentido tras el esfuerzo.
La prueba, en verdad, no fue nada fácil. Los ocho kilómetros de pura subida necesitaba de gente atrevida y preparada para medírsele a las alturas y responderle a una montaña que en su cúspide marca 2.500 metros sobre el nivel del mar. Porque cuando se llega, las fuerzas ya son mínimas y se siente la rudeza de una vía que parece una pared.
En la cúspide, Wálter Pedraza, del equipo GW Shimano, fue el primero en arribar. Necesitó de 38 minutos y 11 segundos para proclamarse vencedor de la categoría élite.
Hugo Salazar, quien a sus 65 años, todavía da la pelea, fue uno de los de mayor edad en competencia, pero más animoso. “La idea es disfrutar de un bonito evento, hacerlo a nuestro ritmo, porque es una subida muy dura”, coincidió con Pedraza, un veterano de mil batallas, quien puso a prueba sus conocimientos para triunfar.
Fueron 11.9 kilómetros de recorrido, en los cuales se mezclaron los inscritos oficialmente y quienes normalmente escogen esta vía para entrenar o disfrutar de la bicicleta.