viernes
7 y 9
7 y 9
Si usted está montando bicicleta por Girardota y, de un momento a otro, sufre algún percance mecánico, y se encuentra con que, al taller que acude, lo atiende una joven espigada, de cabello negro largo, piernas tonificadas, voz suave y sonrisa angelical, tranquilo, está en buenas manos. Seguro, alguna vez, se ha topado con Andrea Alzate Gómez, la campeona de la categoría damas A y subcampeona del cross country del Clásico EL COLOMBIANO, toda una experta.
Andrea, quien dio cátedra en Barbosa y Medellín quedándose con la victoria en las dos etapas de la ruta, no solo es una apasionada por el ciclismo, sentimiento que heredó de su padre Juan Ernesto.
En sus tiempos libres, esta estudiante de décimo semestre de Contaduría Pública de la Universidad de Antioquia, va hasta el taller para aprender y ayudarle a su mentor.
“A veces llegan hombres al taller en busca de ayuda y yo los atiendo; sin embargo, hacen cara de incrédulos. Pero, cuando mi papá les ratifica lo que yo acabo de explicarles, se asombran, se ríen y me dicen: ¡ve, qué tan berraquita, como sí sabe de bicicletas!”, cuenta en medio de risas.
Más pequeña se motivó por el patinaje. Lo practicó desde los 5 años hasta que cumplió 15, pero las constantes caídas fueron haciendo que le perdiera interés, y prefirió cambiar de actividad. Estuvo yendo al gimnasio un tiempo y luego empezó a salir a montar con su padre.
Inicialmente se dedicó al cross country, modalidad en la que lleva casi 4 años, y en abril pasado probó en la ruta.
Ambas disciplinas le gustan y, por ahora, no quiere entrar a elegir solo una, sino que va a seguir experimentando las buenas sensaciones que las dos le brindan.
En mayo compitió en el Clásico EL COLOMBIANO en mountain bike. Allí terminó segunda, sufrió varias caídas que le impidieron ganar, pues afirma, le falta una mejor técnica para lograr buenos resultados.
Desde hace cinco meses decidió intentar en la ruta, y Juan Ernesto se ha convertido en una especie de ángel de la guarda en la carretera que no la desampara y, por ello, Andrea se siente feliz, pues sostiene que por dificultades económicas su padre no pudo practicar ciclismo desde niño. Ahora lo hace como hobbie, dejando libre su pasión por las ruedas y las carreteras.
“Yo creo que esta pasión por rodar es herencia de mi papá, él ha hecho muchos esfuerzos para poder tener una bicicleta y competir. Por esa razón este Clásico me gusta, porque venimos en familia a apoyarlo. Mis hermanas también me respaldan. Además aportamos para la buena causa social que tiene el evento”.
Ayer, antes de tomar la partida en el circuito final de 2.8 kilómetros, la joven corredora y su padre rodaron para conocer las condiciones del tramo y ambos le dieron el visto bueno. Después, en la competencia, la girardotana demostró su calidad y contundencia al dejar relegadas a sus rivales y consolidarse como la reina de las damas A.
Juan Ernesto no ganó, pero disfrutó la prueba. Junto a sus otras dos hijas y demás familia vibraron con el desempeño de Andrea.
“Es que ella es una berraquita”, dijo rebozante de orgullo. Resplandecía de alegría, como su hija, la campeona ..
El ciclismo hizo las veces de cupido
Gracias a la pasión que sienten por la bicicleta, Eliana Yepes y Óscar Giraldo se conocieron. La química fue alta y ya ajustan 3 años como novios, tiempo en el que el ciclismo ha sido otro aspecto que los une. Ayer se desearon suerte antes de la prueba, coordinaron la estrategia y tras un beso salieron en busca del triunfo. Y lo consiguieron. Cogidos de la mano cruzaron la meta luego de un gran esfuerzo, pues no partieron como favoritos, pero descontaron el tiempo y se llevaron la victoria.
Ella, ferviente seguidora de Peter Sagan, y él, apasionado desde niño por el ciclismo, cumplieron el objetivo en su segundo Clásico juntos, se divirtieron, se lo gozaron y refrendaron con el triunfo
esa alegría que les produce correr, entrenar y compartir esa preferencia deportiva.
Dando ejemplo de talento y constancia
Miguel Ángel Peña Arboleda nació en Liborina y, de manera jocosa, afirma que cuando estaba pequeño, en su pueblo no había bicicletas pero él ya sentía esa pasión por las bielas. Un amigo le regaló una y empezó a rodar. De eso ya hace rato, perdió la cuenta, pero lo que tiene claro es que de joven alcanzó a competir con Martín Emilio Cochise Rodríguez, quien se convirtió en su ídolo. Desde hace 4 años no se pierde el Clásico EL COLOMBIANO, pues es su oportunidad para participar y colaborar con las obras sociales que cumple la carrera, además así pone a prueba sus condiciones. Ya se entrena religiosamente los martes, viernes y domingos.
En esos días sale a rodar no solo con sus amigos, también con alguno de sus hijos que se anima a acompañarlo.
Un campeón que quiere ser profesional
Andrés Felipe Gutiérrez siempre ha tenido el sueño de ser ciclista profesional. En su segunda participación en el Clásico EC vivió la experiencia de levantar los brazos como campeón y sintió cómo se le erizó la piel cuando el animador mencionó su nombre como vencedor de la categoría novatos B. Los asistentes lo aplaudieron.
Este joven, apasionado por el ciclismo, ha aprovechado su bicicleta para reducir el estrés del trabajo. Dice que mejora sus condiciones deportivas inspirado por su ídolo, el español Alberto Contador, de quien exaltó el arrojo que tenía para competir, atacar y siempre buscar la victoria.
La de ayer fue una dura prueba, pues sus rivales le dieron leña, como se dice en el mundo de las bielas, y a punta de coraje, sostuvo la diferencia para vencer.
El mejor en la categoría júnior
Andrés Cano, del equipo del Inder Envigado, llevaba tres Clásicos EC disputados, pero en ninguno había sido campeón. En 2016 fue 20, en 2017 terminó de décimo y el año pasado, quinto. Ayer logró sacarse la espinita y celebrar ante su familia. El título en la categoría júnior se lo dedicó a su mamá Silvia, quien el domingo estaba de cumpleaños.
“Mi gran sueño es ser un ciclista importante, un orgullo para el país. Admiro mucho a Nairo Quintana, Egan Bernal, a Supermán López y a Rioberto Urán. No quiero superar a nadie sino hacer mis propios pasos”, indicó el estudiante de séptimo grado del colegio Juan María Céspedes de Belén. “Esta carrera siempre quedará guardada en mi mente. Lo que sigue es trabajar más fuerte, esto apenas inicia”.