No interesaba si se conocían o no. Por el contrario, ayer todos se hablaban y se saludaban, por trochas, senderos y carretera, como si fueran viejos conocidos de años atrás.
Todos lo disfrutaron de principio a fin, pues lo único que les interesaba era hacer todo el trayecto, sin importar si a la meta se llegaba entre los primeros o los últimos.
Toda esta familiaridad se vivió ayer en el Ciclopaseo de EL COLOMBIANO, evento que abrió el tradicional Clásico anual de esta casa periodística y que reunió a más de mil personas por lindos parajes del Oriente antioqueño en un día muy bonito, de mucho sol, con participantes bastante animados y una buena logística, al decir de los paseantes.
“Lo más bonito del Ciclopaseo es que tenemos la posibilidad de disfrutar y compartir con personas que uno no conoce y porque todos nos volvemos amigos y nos ayudamos”, dice una exhausta Beatriz González, después de terminar los 23 kilómetros, mientras que su hijo, Antonio, apunta que “me sentí muy bien, pero tuve que sacar fuerzas en las subidas”.
El recorrido fue bien catalogado y como lo expresó otro participante, Jorge Maya, “fue espectacular, muy bien diseñado, para disfrutarlo, con buen nivel, gran señalización y con el adicional de tener el contacto con la naturaleza”.
Muchos intervinieron por primera vez, como Óscar Calle, quien destacó la presencia de tanta gente y la confraternidad que se vive a lo largo del trazado. Y aunque se mareó en varios pasajes, logró terminar.
Otros hasta pueden contar la historia de haberse conocido y formar pareja, como Juliana Torres y Robin Agudelo. “Ciclopaseos como este de EL COLOMBIANO nos unió. Somos amantes de los extremos y ahora agradecemos que se sigan haciendo, siempre participaremos”.