El fútbol colombiano vive una final especial, no solo por la calidad de los equipos que se enfrentan, sino también por los hombres que lideran desde el banco técnico. En un duelo inédito, dos entrenadores de apenas 43 años de edad se miden en la cúspide del balompié nacional: el colombiano Alejandro Restrepo, al mando del Deportivo Independiente Medellín, y el uruguayo Jorge Bava, actual director técnico de Independiente Santa Fe. Ambos representan una nueva camada de estrategas ambiciosos, estudiosos y con una clara idea de juego que ha transformado el rostro de sus equipos.
Alejandro Restrepo, nacido en Medellín, es el vivo ejemplo de un proceso que rinde frutos. Formado en el Club Deportivo Estudiantil de la capital paisa, no solo conoce el fútbol desde la raíz, sino que ha sabido llevar ese conocimiento al más alto nivel competitivo. En sus inicios dirigió a jóvenes talentos, entre ellos a Jhon Palacios —hoy defensor titular del DIM— desde que este tenía 13 años. Este tipo de conexiones humanas y deportivas han marcado su carrera.
A pesar de su juventud, Restrepo ya tiene experiencia en instancias definitivas. En 2021, como técnico interino de Atlético Nacional, levantó la Copa Colombia frente al Pereira. En 2022, con el Deportivo Pereira, conquistó su primer título de Liga, curiosamente contra el equipo que hoy dirige. Solo ha perdido una final: la Superliga del 2023, también con el Pereira.
Pero más allá de los trofeos, lo que ha convertido a Restrepo en un técnico respetado es su propuesta de juego. “Buscamos un estilo que sea de fútbol combinativo, que combine la intensidad en el juego que hoy es tan importante para ser competitivo tanto a nivel local como internacional”, asegura.
Restrepo prioriza un fútbol ofensivo, con transiciones rápidas, equilibrio defensivo y una lectura inteligente de los partidos.
Su apuesta táctica gira principalmente en torno al 3-5-2, aunque ha demostrado flexibilidad utilizando también estructuras como el 4-4-2 o el 4-3-3, según lo requiera el rival. Esta adaptabilidad ha sido clave para que su Medellín tenga una identidad marcada, basada en el entendimiento colectivo, la confianza y la libertad controlada. Su equipo juega como si los movimientos estuvieran memorizados, lo que habla de un trabajo minucioso desde los entrenamientos.
Además, se destaca su capacidad para potenciar jugadores: ha reubicado a elementos clave como a Daniel Londoño, a quien transformó en central para aprovechar su velocidad mental y capacidad de salida con el balón. “Cada equipo tiene su sello propio por las características de sus futbolistas, y este Medellín tiene su sello propio”, afirma Restrepo, con la convicción de quien ha sembrado una idea clara y efectiva.
El técnico Juan Carlos Osorio, quien conoce muy bien a Alejandro Restrepo pues ambos coincidieron en Nacional, reconoce su calidad humana y profesional.
“Me alegra lo que le sucede. Tiene al equipo jugando muy bien, con una idea clara de juego y muchas variantes. El profe (Alejandro) lo viene haciendo excelente.”
El entrenador Santiago Escobar también elogia el trabajo del adiestrador rojo. “Es un equipo con una identidad de juego definida, que ha venido madurando mucho. Y si en esta final mejora en la definición, no me queda duda de que hay una gran opción de que se lleve el título”.
En la otra esquina del duelo, Jorge Bava encarna la nueva sangre del fútbol uruguayo. Nacido en Montevideo y exarquero profesional, colgó los guantes en 2021 para iniciar su carrera como técnico. Su recorrido en los banquillos no es extenso, pero sí significativo. Debutó como entrenador en el Liverpool de Montevideo, donde en solo dos años cosechó cinco títulos locales, demostrando su capacidad de liderazgo y su enfoque ofensivo.
Después de su exitoso paso por Uruguay, Bava fue fichado por el Club León de México. Allí las cosas no funcionaron como se esperaba y fue cesado tras nueve meses. Sin embargo, su paso por tierras aztecas le permitió adquirir experiencia en un fútbol más competitivo y diverso, lo que enriqueció su visión táctica.
Bava apuesta por un “fútbol total”, donde sus equipos buscan dominar el balón, presionar alto y ejecutar con intensidad las transiciones ofensivas. Aunque él mismo reconoce que lograr eso durante los 90 minutos es una utopía, sus planteamientos buscan siempre acercarse a esa idea. Su esquema favorito es el 4-3-3, una formación que le permite tener amplitud, agresividad ofensiva y versatilidad.
El Santa Fe de Bava ha mostrado una evolución constante. Con una defensa sólida y una zona de volantes dinámica, el equipo capitalino se ha hecho fuerte en casa y competitivo como visitante. Su capacidad para adaptarse al rival sin renunciar a su idea ha sido fundamental para llegar a la gran final.
Julio Comesaña, único entrenador uruguayo que se ha podido coronar campeón en Colombia, resalta lo que ha hecho su compatriota.
“Es un técnico que llegó a refrescar el fútbol colombiano, con ideas innovadoras, que parece llegarle al jugador de manera clara, y creo que eso es lo más importante en un entrenador: saber transmitirle al jugador qué es lo que quiere, de manera clara, para que él lo aplique en la cancha”.
Este enfrentamiento entre Restrepo y Bava no es solo un choque de dos equipos grandes, sino también el reflejo de una nueva generación de entrenadores que ya no teme apostar por ideas ambiciosas y modernas. Ambos han demostrado que, con trabajo, disciplina y estudio, es posible construir equipos sólidos, competitivos y protagonistas.
Restrepo, con su conocimiento profundo del fútbol colombiano, llega con un equipo que ha asimilado su ideario futbolístico como una segunda piel. Bava, con su visión sudamericana y vocación ofensiva, ha revitalizado a un Santa Fe que sueña con un título más para su rica historia.
La final promete ser un duelo táctico de alto nivel. Ambos técnicos moverán sus fichas, intentarán imponer su idea y buscarán ese pequeño detalle que incline la balanza a su favor. El colombiano y el uruguayo están listos para escribir una nueva página en la historia del fútbol colombiano. Solo el pitazo final este domingo a las 6:00 p.m. en el Atanasio Girardot, dirá cuál estrategia triunfó. Pero lo que ya está claro es que el banquillo colombiano ha encontrado en estos dos nombres una señal esperanzadora para el futuro.
