La cancha ya no está llena de lodo, como se vio en videos que circularon por redes sociales. Sin embargo, no se puede jugar en ella. El césped es un organismo vivo y el lodo que cayó casi lo mata. Por eso, le han hecho varios procesos en los últimos días. Hace poco hicieron unos huecos para que la arenilla combinara de manera perfecta con la grama. Ahora, se ven algunas zonas con tierra amarilla, peladas, parecidas a como queda el Atanasio Girardot después de un concierto.
Pero en la cancha de la sede del DIM, que tenía las mismas proporciones y gramado que la del máximo escenario deportivo de Medellín, no se podrá entrenar por un buen tiempo. Aún hacen falta trabajos para que la integridad de los futbolistas no corra riesgo. Por eso, de momento, seguirán entrenando en varios lugares: un día en el Club Campestre, otro más en el Parque Estadio de Envigado, al siguiente en Ditaires o en Llanogrande. De nuevo, como en los viejos tiempos, el DIM tiene que dar vueltas por la ciudad.
¿Cómo empezaron las inundaciones en la sede del DIM?
Una parte de ese muro se lo llevó, en la madrugada del 5 de mayo, una avalancha en la que se mezcló un alud de tierra con el agua de una quebrada que baja desde la montaña y, que en apariencia, es inofensiva. “Nos dijeron que esa noche, por las lluvias que duraron cerca de tres horas, hubo siete derrumbes en la parte alta de la montaña. Comentaron, además, que fue la lluvia más fuerte de la que se tiene registro en los últimos 100 años”, dijo Dania Giraldo, vicepresidenta del DIM, en un recorrido hecho el vieres con medios de comunicación.
La lluvia fuerte hizo que se creciera la corriente de la quebrada. Esta se mezcló con barro y, después de la medianoche, tumbó el muro. Después siguió de largo. Se metió en el auditorio de la sede y en el Centro de Alto Rendimiento, que tenía una puerta de vidrio cerca para que los futbolistas ingresaran por ahí.
Ese portón se rompió con la llegada del agua. El estruendo que generó fue muy fuerte. Los 37 futbolistas que viven en la Casa Hogar del Medellín se percataron de que algo raro estaba pasando. Salieron a ver. Se encontraron con un lodazal a su alrededor. También con mucha agua. Llamaron a Raúl Giraldo, máximo accionista del equipo. Era la 1:30 a.m., cuando llegó. Se encontró con un panorama desolador.
El agua en el auditorio hasta más arriba del escenario cubría todas las sillas; el Centro de Alto Rendimiento, con sus máquinas nuevas, inundado; el suelo del centro de recuperación deportiva lleno de pantano, al igual que el de el camerino y todas las oficinas ubicada en el primer piso del edificio, que es subterráneo.
¿Cómo está la sede actualmente?
Dos semanas después, la sede está casi limpia, funcionando con normalidad. Ya hablamos de cómo está la cancha. En el boquerón que abrió el alud de tierra que inundó el edificio, aún hay mucho barro endeble, de ese que cuando se pisa hunde las piernas casi hasta la rodilla.
El Centro de Alto rendimiento está seco, pero sin el suelo típico de los gimnasios. Además, las puertas de vidrio fueron cambiadas por una pared, para evitar alguna inundación. La zona administrativa, cercana al pasillo donde están los trofeos ganados por el club, también está seca. Sin embargo, hubo que tumbar algunos muros.
La casa hogar, que se vio afectada, ya está seca. Los futbolistas en formación viven, de nuevo, allí. En los días de contingencia durmieron en el segundo piso del edificio principal, donde queda el restaurante del club. En el DIM saben que es necesario unir esfuerzos para que la sede vuelva a funcionar. Por eso, piden ayuda a sus hinchas. En todos los partidos que jueguen de local en cuadrangulares, habrá un espacio para hacer donaciones, bien sea económicas o físicas.
También se recibe tiempo. Si usted sabe pintar y quiere darle un día de trabajo al club es bienvenido. En la APP DIMplus también se pueden hacer aportes económicos desde los 10.000 pesos en adelante. “Todo lo del Medellín siempre ha sido luchado. De esta saldremos juntos. Estamos más fuertes que nunca”, concluyó la vicepresidenta.