El técnico Javier Gandolfi y los jugadores mantienen la confianza en clasificar gracias al buen rendimiento en la ida.
El capítulo inicial de los octavos de final de la Copa Libertadores ya quedó escrito. Atlético Nacional no logró el resultado soñado en el Atanasio Girardot, pero la historia aún está lejos de definirse. Con la serie abierta y la mira puesta en el partido de vuelta en Brasil, el técnico Javier Gandolfi dejó un mensaje de confianza para sus dirigidos y la hinchada.
Aunque el marcador no favoreció a los verdolagas, el entrenador rescató lo más valioso de la noche: la actitud y el juego mostrado ante un rival de alto calibre. “La primera palabra que se me viene a la cabeza es orgullo. Fuimos muy superiores al rival, enfrentando a un equipo que venía de cinco victorias consecutivas. Hoy el fútbol no nos premia, pero este es el camino. Faltó el gol, pero esto es fútbol”, expresó Gandolfi, visiblemente convencido de que la clasificación es posible.
Entre los momentos más comentados estuvo la actuación de Edwin Cardona, quien tuvo dos oportunidades desde el punto penal y no logró concretar. El estratega explicó que, aunque existe una lista de pateadores definida, la decisión final recae en los jugadores sobre el campo. “En los penales tenemos una lista de pateadores, pero son ellos los que toman la decisión. Hoy le tocó errar a Edwin, pero muchas veces nos dio alegría. Hay que dar vuelta a la página y pensar en lo que viene”, señaló.
Otra escena que encendió la discusión en las tribunas fue la sustitución de Marlos Moreno, figura del partido y generador de las jugadas más peligrosas. Entre silbidos, el atacante abandonó el campo, pero Gandolfi defendió su determinación: “Me encantaría tenerlo 90 minutos, pero se quedó sin combustible. Tratamos de que llegara con ritmo a este partido; por ahí no iba a ir de inicio, pero tuvo la oportunidad por lo que le sucedió a Sarmiento (Andrés) y necesitábamos piernas frescas y lúcidas. Fue por eso el cambio. Entiendo que la gente se ponga mal, pero estamos para tomar decisiones”.
La postura del técnico fue respaldada por sus jugadores. Alfredo Morelos subrayó la ambición con la que afrontaron el compromiso: “No tuvimos la suerte necesaria para convertir, eso hace parte del fútbol. Ahora nos concentraremos en el partido del sábado por Liga ante Fortaleza e iremos a jugarnos todo en Brasil”.
En la misma línea, Jorman Campuzano dejó claro que la fe del equipo sigue intacta: “Estamos orgullosos y estoy seguro de que si jugamos igual allá como lo hicimos acá en el Atanasio vamos a conseguir la clasificación”.
Pese a la frustración por las oportunidades desperdiciadas, la afición de Nacional se mantuvo firme hasta el último minuto. El aliento constante, las banderas ondeando y los cánticos incesantes crearon un ambiente de presión sobre el rival y de respaldo para los verdolagas, una muestra de que la comunión entre equipo y tribuna sigue siendo un arma clave en instancias decisivas.
El compromiso de vuelta será un desafío monumental. Nacional deberá enfrentarse no solo a un Sao Paulo fortalecido en su casa, sino también a la presión de un estadio hostil y a la necesidad de marcar. Sin embargo, el rendimiento mostrado en Medellín deja abierta la ilusión: el equipo demostró que puede dominar al rival y, con mayor eficacia en la definición, tiene los argumentos futbolísticos y emocionales para soñar con un triunfo que los catapulte a los cuartos de final.
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