No se sabe a quién le extendió cuenta de cobro James Rodríguez, pero de que la hizo, la hizo el jueves después del partido de la Selección Colombia en Santiago.
El 10 del combinado nacional fue claro y contundente cuando lo abordó la prensa en la zona mixta: “Hice un gol con la pierna menos hábil y finalizando el partido metí un carrerón como de 30 metros; para que sigan diciendo que no estoy bien”.
A quién iba dirigida una indirecta bien directa: ¿a Rafa Benítez, el técnico del Real Madrid que se la pasó diciendo que a James aún le faltaba para estar en un nivel óptimo? ¿A un sector de la prensa colombiana que aseguraba que no estaba para jugar todo el partido? ¿A algunos aficionados que no esperaban que lo pusieran a jugar más de 45 minutos?
Lo cierto es que James se desahogó y demostró que está para jugar y para aportarle a la Selección. De hecho, justificó su baja producción en el primer tiempo ante Chile porque no tuvo con quién asociarse.
“En el primer tiempo fue difícil que hiciera mi fútbol, pero en el segundo, cuando entra Edwin (Cardona) las cosas mejoran, eso me favorece y ahí pudimos desarrollar más el estilo nuestro porque ganamos en ataque”, precisó el cucuteño.
Y es que, en honor a la verdad, Pékerman en Santiago le puso a James tres escoltas: Mejía, Sánchez y Torres. Este trío le cuidó la espalda al 10, pero en el momento de tener el balón Colombia ninguno de ellos pasó al frente para acompañar a la estrella cafetera y eso lo pagó el jugador del Real Madrid.
Con Cardona en la cancha fue otra cosa y James pudo demostrar de qué está hecho. La estrella colombiana espera con optimismo el encuentro del martes ante Argentina.
“Será otro partido difícil, pero nosotros esperamos hacer la diferencia en casa”, dijo James, quien no se quedó con las ganas de pasar factura luego de su partido en Santiago.
