Mao Molina fue el cerebro de la recordada gesta del Independiente Medellín que terminó con una larga espera de 45 años sin ganar un campeonato profesional en Colombia. La afición roja lo tiene claro y, por eso, lo ovacionó el miércoles pasado en el Atanasio cuando se fue a alentar a su amado equipo, del que hizo parte en la consecución de la tercera estrella, en el segundo torneo de 2002.
Mao ve abierta y pareja la final de la Liga Postobón-2, y les recomienda a sus colegas del DIM “fortalecerse mentalmente para aprovechar el buen potencial que tienen apoyados en la técnica y el gran poder ofensivo que han mostrado en la temporada”.
¿Cómo recuerda el título de 2002?
“Luego de estar en el puesto 17, al mando del profesor Reinaldo Rueda, nos unimos, creímos en nosotros y nos hicimos fuertes mentalmente. La idea era pensar en la final”.
¿Y de los obstáculos qué?
“El principal fue la furia de la hinchada y su presión, porque nos agredía verbalmente por estar en la cola; con decir que un día salimos en tanqueta. Por fortuna nos unimos y aprovechamos el talento de los muchachos, entre ellos Amaranto Perea, Andrés Orozco, Ricardo Calle, Roberto Carlos Cortés, John Javier Restrepo, Tressor Moreno y David Montoya. Y todo salió bien. Todos teníamos nuestra especialidad y nos complementábamos bien”.
¿Cuándo se sintieron campeones en esos duelos con el Pasto?
“Ni con el 2-0 del primer duelo en el Atanasio, porque aún faltaba el de vuelta en Pasto, donde la altura golpea. Allá perdimos un penalti y terminamos con dos jugadores menos. Cuando el árbitro decretó el 1-1 final en el estadio Libertad, ahí sí nos la creímos. Fue una estrella bien sufrida, anhelada y necesitada por la afición roja”.
¿En qué influyó el técnico?
“Víctor Luna fue determinante al creer en los jugadores. Nos convenció de que éramos los mejores y podíamos acabar con el peso de 45 años sin títulos. Fuera de eso, contamos con un motivador, como el siquiatra Carlos Palacio, quien nos trabajó mentalmente para terminar con esa historia negativa”.
¿Cómo fue la fiesta?
“En el estadio y, luego, en un cuarto del hotel de Pasto cantamos y gritamos llenos de emoción. Luego nos recibieron en carro de bomberos, recorrimos a Medellín y dimos la vuelta olímpica en el Atanasio. Fue una fiesta difícil de olvidar. Fue una felicidad colectiva”.
¿Cómo analiza al DIM?
“El miércoles vi a un Medellín de calidad, técnica y vocación ofensiva. También aprecié a un equipo que sufre mucho cuando recibe goles”.
¿Ve al Medellín 2014 con opción?
“La final está abierta, más cuando Santa Fe es un equipo amarrado y defensivo que vino a especular a Medellín para llevarse el resultado a punta de contragolpes. Si el Medellín se fortalece anímicamente, no comete los errores del primer partido y sigue siendo un buen visitante puede aspirar, porque el título aún no está definido”.
¿Está para volver al rojo?
“Sería hacer realidad otro de mis sueños, pero vuelvo y digo que esa decisión no está en mí. Llevo casi 10 años por fuera y la idea es rematar mi carrera en la casa; sin embargo, aún tengo contrato con el Seúl Fútbol Club hasta diciembre del 2015. Este año tuve muchas lesiones que no me permitieron jugar mucho, hice seis goles y vine a mi tierra a recargar baterías para culminar mi último año en Corea del Sur”