Por juan felipe zuleta valencia
Cuando un futbolista pasa de los 500 partidos como profesional ve el fútbol de una forma diferente. “Uno aprende a separar las situaciones y evitar que la ansiedad por un partido, aún siendo uno importante o trascendental, le quite la tranquilidad en los momentos familiares”, dice el arquero David González.
Sin embargo, el ídolo rojo que cumplió 37 años hace una semana, y quien es merecedor de grandes muestras de respeto por parte de todos los juveniles del club: Juan Manuel Cuesta, Yesid Díaz, Edwin Mosquera, etc, reconoce que por más batallas que se hayan librado en la cancha, cuando se aproxima una especial siempre hay revoloteo en el estómago. “Es así, el día que uno no tenga sentimientos de revancha y orgullo o especial satisfacción por enfrentar o vencer a un rival, es porque ya estás sobrando en la cancha”.
Y si hay un oponente, además de Nacional, con el que el cuadro rojo haya construido una especial rivalidad es Junior, rival de este domingo, un enfrentamiento que ha tomado valor en el fútbol colombiano en el que no abundan las rachas ni la estabilidad por el mismo formato del torneo y por la imposibilidad de sostener planteles competitivos.
Este es un enfrentamiento con honores vigentes para ambos elencos. El cuadro rojo mantiene un invicto de 32 fechas invicto en el Atanasio Girardot por Liga y hace una semana ante Patriotas alcanzó el récord en el fútbol colombiano de 39 partidos consecutivos marcando en condición de local, distinción que mantenía América de Cali.
Al frente estará el elenco bicampeón del fútbol colombiano, único capaz de lograr algo así en torneos cortos, y el último que logró someter al Medellín en su propio estadio. Fue hace un año, cuatro meses y 24 días, cuando Luis Carlos Ruiz y Yimmy Chará vencieron 1-2 la resistencia de González ante la mirada de 22.323 hinchas.
¿El técnico responsable de ese triunfo juniorista? el mismísimo Alexis Mendoza, quien ahora, comandando las ilusiones del cuadro rojo, tiene unas palabras tan emotivas de lo que significa defender los colores azul y rojo en el Atanasio que haría emocionar hasta al más impasible de los hinchas.
“Yo perdí con Junior la final de 2016 ante el Medellín, con este estadio que temblaba. Y esa sensación de majestuosidad, de fervor, que se vive en el Atanasio con la hinchada roja es algo que lo invita a uno a vivir y disfrutar”, dice el hoy timonel rojo, verdugo en esa última derrota poderosa como local y víctima de la última gran consagración del elenco antioqueño en Liga. Es que en el fútbol las cosas cambian constantemente.
De la rivalidad que protagonizan actualmente rojos y tiburones ya está completamente empapado el argentino Adrián Arregui, quien calentó el ambiente con una declaración que evidencia confianza.
“Es el bicampeón, un equipo de grandes fichajes, dominador en los últimos tiempos. Pero se van a encontrar con nosotros y tenemos que aprovechar que estamos mejor que ellos. Si piensan venir a quitarnos la racha van a tener que sudar bastante”, precisa.
En Barranquilla también saben lo que está en juego con este derbi naciente en el fútbol colombiano.
“Si un coge partido a partido, es difícil encontrar enfrentamientos que tenga un antecedente tan atractivo como el Junior-DIM. Entre ambos han disputado tres finales, partidos de muchos goles tanto en Barranquilla como en Medellín y es un partido que pone a prueba el carácter que uno tiene, no todos cuentan con la personalidad para desenvolverse en un marco así”, señala Marlon Piedrahíta, campeón con los dos equipos.
Será el duelo 200 entre ambos, con saldo de 84 triunfos rojiblancos, 56 escarlatas y 59 empates.
Esta vez no está en juego un título, ni un paso a la final, como en duelos recientes. Pero, como dice Juan Manuel Cuesta, uno de los que está dando sus primeros pasos con el DIM: “Estos son los partidos por los que uno se hace futbolista y los sacrificios se quedan corticos” n