Después de dedicar sus mejores años al deporte, de sentir la emoción del triunfo, de llorar las derrotas y defender con el alma los colores de un departamento y el país, muchos colombianos terminan en el ostracismo, enfermos, sin recursos, soportando el dolor de la ingratitud de un Estado al que solo les importa, como ellos mismos aseguran, “la victoria”.
La realidad que hoy viven los pesistas Luis Miguel Pineda y Gabriel Mena, quienes luchan contra la adversidad por extrañas enfermedades que los alejó de los escenarios, invita a la reflexión.
Y es que escuchar las voces débiles y ver los movimientos limitados de estos hombres que en el pasado se subían a las tarimas y como gladiadores levantaban los hierros, aflige. Pero duele más la indiferencia de las entidades deportivas que ellos representaban y sentir que en Colombia existe una legislación limitada o ignorada por los propios actores, como señala Paulo César Villar, representante de los deportistas en el Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Colombiano.
¿Vale la pena hacer deporte de alto rendimiento en Colombia? ¿Qué es mejor, luchar por el país o no exponer la salud para poder llevar una vida sin tantas preocupaciones? ¿Quién responde por ellos ante las secuelas de una exigente carrera?
Estas son apenas inquietudes, entre muchas, que hoy se plantean Pineda y Mena, dos casos evidentes de desamparo.
Voces de dolor
Pineda se formó en Antioquia y fue campeón mundial. Hoy en día, sin encontrar una explicación, batalla en la soledad para superar el trastorno físico que lo aqueja desde hace cinco años. Sufre dermatomiositis y no cuenta con respaldo económico de ninguna entidad.
Esta enfermedad del músculo, dice el médico Luis Eduardo Contreras, ataca la piel, el tejido conjuntivo, las articulaciones, es autoinmune y no es común entre los deportistas; su causa es desconocida.
Mena padece algo parecido, dermatopolimiositis, afección reumatológica que tiene una incidencia, según estudios, de 9,6 casos por millón de personas.
“Al conocer la situación de Mena, que se asemeja a la mía, ya no sé qué pensar. Muchas personas especulan que pudo ser por las vitaminas que nos tomábamos, pero puedo asegurar que por mi cuenta jamás me dopé para mejorar mi rendimiento”.
Mena, a duras penas, puede levantar la cuchara para llevar la comida a la boca. Dice que hace tres meses no recibe apoyo del departamento que representaba, Bolívar. Se siente desprotegido.
Pineda y otros atletas han hecho público sus casos, denunciando a la vez la falta de apoyo. ¿Hasta qué punto los deportistas son apoyados? ¿Cuáles son las leyes que los favorecen? ¿Tienen seguridad social? ¿Qué entidades del estado velan por su bienestar?
Para Andrés Botero, director de Coldeportes Nacional, hay deportes que desarrollan ciertas lesiones o enfermedades. “Entiendo que en pesas ha habido unos atletas con problemas en la columna. Ellos tienen grandes cargas y están sujetos a enfermedades, pero siempre hemos colaborado, como en cirugías... Coldeportes, dentro de lo que dice la ley, ha podido apoyar, pero aquí hemos tenido casos que se nos salen de las manos y que no están dentro de la ley para auxiliarlos”.
Cada actor expone su punto de vista, pero más allá de la polémica urgen medidas y regulaciones que eviten que los deportistas de alto rendimiento terminen aislados y solos ante la indiferencia.
Atletas, amparados por la Ley del Deporte
Como lo recuerda Paulo César Villar, los deportistas del país son cobijados por la ley 181 de 1995, denominada Ley del Deporte, que los beneficia con diferentes estímulos. Esta reza que si los atletas son reconocidos por Coldeportes como medallistas en campeonatos nacionales, internacionales, olímpicos o mundiales tendrán derecho a seguro de vida, invalidez, seguridad social en salud, auxilio funerario, entre otros.
Derechos de los campeones
El tema económico, como señala Villar, no es simplemente que se otorgue plata al deportista. La norma establece que al atleta hay que rodearlo en otros aspectos como lo laboral, social, salud, educación. La formación debe ser integral, y eso es lo que en Colombia no se da”.
Jesús Romero, que perdió su movilidad tras una lesión mientras entrenaba gimnasia, dice tajantemente que el deportista colombiano “está desprotegido”.
Desconocimiento de la ley, otro error
Pese a los derechos que poseen y que están contemplados en la Ley del Deporte, la falta de conocimiento que tienen frente a estos hace que no accedan a todos los beneficios y mucho menos que puedan exigir lo que está reglamentado. En la reforma que está en revisión en el Congreso, la participación de los actores directos fue escasa. Inclusive, el presidente del Comité Olímpico Colombiano, Baltazar Medina, la criticó en forma vehemente. “Al comienzo, Coldeportes recogió opiniones de diferentes sectores y se procedió a su redacción, pero cuando se presentó el texto final, no lo conocimos, y esto no es bueno, porque ahora estamos en un laberinto y con ganas de saber qué tiene la ley para proponer cambios prácticos, que beneficien a nuestros deportistas y a nuestras instituciones del deporte asociado”, dijo en su momento Medina.
Otros beneficios y garantías económicas
Bajo el Programa Deportista Excelencia que promueve Coldeportes, los deportistas que obtienen altos logros internacionales se les concede, según la categoría, un salario por 12 meses. Los Altius son los que reciben más: 6 salarios mínimos legales mensuales, y si llegan a ser campeones mundiales en mayores o medallistas olímpicos tendrán derecho a un incentivo llamado Gloria del Deporte Colombiano, que se los dan a partir de que cumplan 52 años y que equivale a una pensión de cuatro salarios mínimos legales mensuales.
Esto siempre y cuando la persona no tenga un ingreso que supere los cuatro salarios mínimos.
“¿Y si somos profesionales en otras áreas? Se pregunta el exgiminasta Romero, convencido de que esta reglamentación debe cambiar.