La cabra Murphy, un gato negro, Steve Bartman, todas esas maldiciones, supersticiones y fiascos quedaron archivados cuando los Cachorros de Chicago conquistaron la corona de la Serie Mundial tras 108 años y de manera épica, que hicieron más singular la gesta de una franquicia sinónimo de sufrimiento.
Mike Montgomery retiró a Michael Martínez para el último out con un corredor en base en el décimo inning y los Cachorros pusieron fin a la sequía más prolongada en el béisbol de las Grandes Ligas al vencer 8-7 a los Indios de Cleveland.
Los Cachorros no salían campeones desde 1908, y lo lograron al voltear un 3-1 en contra.
Cuenta la historia que en 1945 los Cachorros luchaban por el título ante los Tigres de Detroit, y en el cuarto juego un aficionado de Chicago, Williams Sianis, quiso entrar con su mascota -una cabra llamada Murphy- al estadio Wrigley Field, pero ambos fueron expulsados porque los aficionados se quejaron por el olor del animal, al que su dueño le había pagado boleto. Este lanzó la maldición. “Los Cubs no volverán a ganar”.
Otro hecho increíble sucedió en 1969. Los Cachorros, que eran líderes sólidos del torneo, cayeron ante New York Mets. Lo que más se recuerda es que un gato negro se paseó por el frente del banco de suplentes de los Cubs, y desde ese instante tuvieron un bajón increíble y una temporada negativa.
Otra de las decepciones de la novena fue en 2003, cuando su seguidor Steve Bartman intentó atrapar un batazo de foul y le negó la opción a Moisés Alou de lograr el segundo out en la octava entrada. Su equipo ganaba 3-0 sobre los Marlins y 3-2 en la serie de campeonato. A partir de ahí los Marlins reaccionaron, vencieron en el sexto juego 8-3 y también la confrontación en el séptimo encuentro.
Ayer en la madrugada, todos esos maleficios quedaron en el olvido.
“Nunca le paramos bola a esos mitos”, dijo Miguel Montero, el tercer cátcher que emplearon los Cachorros y que acabó remolcando la carrera que al final estableció la diferencia para cerrar 4-3 y lograr el premio a la perseverancia.