La edición 31 de los Juegos Olímpicos de la era moderna, que se realiza desde hoy por primera vez en una ciudad Suramericana (Río de Janeiro) ha estado matizada por escándalos y polémicas.
A los problemas internos del país que generaron la suspensión temporal (180 días) de la presidenta Dilma Rousseff mientras enfrenta un juicio político, se sumaron los temores por el virus del Zika que alejó a varias estrellas del certamen, los señalamientos al estado ruso por su complicidad con el dopaje, la contaminación en Río y sus playas, las amenazas de terrorismo y el retraso en las obras.
Sin embargo, las autoridades brasileñas aseguran que realizarán los mejores Juegos de la historia, luego de organizar el Mundial Fifa-2014 y otros certámenes de gran exigencia. Su potencial deportivo contrasta con una imagen que intentarán cambiar en los próximos 20 días.