El denim, el textil más icónico en la historia de la industria de la moda, se está convirtiendo en un objeto de lujo. Y eso quedó claro en las recientes semanas de la moda de Europa: lo propusieron Gucci y Dolce & Gabbana en las pasarelas de Milán, y Valentino y Louis Vuitton en las de París. Este tipo de tejido, que en 1700 fue considerado símbolo de la clase baja, en la actualidad permite ser personalizado, adaptado y reciclado. Ya no solo es para hacer los overoles y los clásicos jeans, sino también para confeccionar trajes sastre con esta materia prima.
Estas nuevas tendencias están permeadas por una búsqueda de individualidad y autenticidad, dijo Valentina Guzmán, fundadora y directora de Cartograma, durante un conversatorio organizado por el Fashion Group International en el marco de la feria Colombiatex 2024. “Esto nos muestra que en los próximos 20 años los que más podrían resaltar por usar este textil serán la juventud, porque una de sus características es la búsqueda de autenticidad, las otras edades de alguna manera no necesitan demostrar nada”, agregó.
Con el denim se está en una constante exploración. Se están buscando nuevos materiales dentro del propio textil para hacerlo más suave y llevar a otras categorías que generen impacto. Un caso: la exposición de G-Star y el diseñador Maarten Baas el año pasado en una iglesia de Italia que mostró la dualidad de los consumidores jóvenes, el lujo y la sostenibilidad. El deseo de querer un avión privado y forrado en denim reciclado.
Según Guzmán, hoy la gente y las marcas buscan las múltiples maneras de reciclar este textil: un caso es la moda circular que en los próximos tiempos no solo será una fortaleza para reducir el impacto ambiental, sino para ahorrar desperdicios. Los fabricantes ya se están dando cuenta de eso. La última colección de Miu Miu fue producida con jeans reciclados de los años 2000: lo reutilizaron y lo volvieron un lujo, pero en realidad es una tela vieja, pasada.
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En 20 años se podrá comenzar a hacer un reciclaje a favor de otras categorías como la arquitectura y mobiliarios: forrar la pared de una casa o un mueble. O implementarlo en otros aspectos de la vida cotidiana. “Eso se logrará porque además de una búsqueda de desarrollar materias primas más suaves o resistentes, por su calidad tiene la fortaleza para aplicarlo en las otras categorías”, dijo Guzmán.
Por ahora, el denim no logra ser un textil que abriga cuando hace frío o refresca si hay calor, y ahí es donde está el reto, aunque ya existan marcas haciendo unas primeras exploraciones. Por eso se verán con más intensidad propuestas a base de cáñamo que es mucho más fresco o un denim de lana que dé calor.
Andrea Mejía es la cocreadora de la marca 7191, construida bajo el concepto de economía circular (utilizan materiales naturales). Dijo que el cambio del uso del denim se verá más en la utilización de la fibra. “Le creo mucho al futuro de las fibras alternativas”, comentó. Esto quiere decir cómo por medio de la tecnología se logra recuperar el conocimiento ancestral para aplicarlo en nuevos procesos, como ya ocurre con las prendas confeccionadas con tejidos a base de cáñamo o piña. Que estas prácticas sean mucho más masivas.
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El diseñador Jorge Orozco coincide en este punto. Dijo que en unos años se regresará a esos oficios del pasado para lograr una especie de equilibrio: prendas hechas con denim a mano y amigable con el medio ambiente. Sin embargo, algo que le preocupa es la producción del denim en Colombia: un productor grande como Coltejer cerró y Fabricato planea darle fin a su línea de denim.
“Una de las presencias del denim es el look clásico que siempre estará vigente, la novedad con la que nos encontraremos es cómo esta base textil se meterá en las otras líneas como el deportivo, la moda masivas o las propuestas de las grandes pasarelas”, dijo Orozco. Para no ir muy lejos: la mitad de la colección que mostró Gucci en Milán la semana pasada fueron pantalones hechos en denim.
Por el lado de la tecnología, la Inteligencia Artificial (IA) también permeará esta sector. Más allá del entretenimiento, la IA permitirá medir, hacer una trazabilidad y lograr una transparencia en los procesos. Ayudará a pronosticar quién debería ser el proveedor, o cuáles cantidades son las necesarias a partir de una data inicial que se le entregue. Así se pronostican gastos y se minimizan desperdicios.
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Marta Gaviria, diseñadora y directora creativa de Mon & Velarde, agregó que la tecnología también tendrá un impacto en el denim en lo que tiene que ver con los procesos de lavado: estas innovaciones lo que permiten es bajar los niveles de contaminación y ahorrar agua. “Es una base textil muy noble, natural, y quizás en lo que tenemos que trabajar es que cada vez sea más sostenible”, puntualizó.
El futuro de otros tipos de textiles
Laura Osorio, especialista en investigación de consumidor en Inexmoda, explicó que por temas de sostenibilidad, las telas a base de algodón serán transformadas por otras como, por ejemplo, el capó proveniente de la maleza de algunas plantas, además de albahaca y ortiga.
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También se producirán textiles a base de hongos, frutas, vegetales y las telarañas de las arañas. “El cambio climático va a forzar a que muchos textiles se tengan que adaptar para que sean funcionales en el calor o frío extremos, es decir, que el vestuario tenga que cambiar de cierta manera llegando a ser algo apocalíptico en las siluetas y de materiales perdurables”, dijo.
Sobre la evolución de los textiles, agregó que el consumidor por estar tan inmerso en el mundo digital, llegará a un punto en el que va a preferir prendas más cómodas. “La nanotecnología aplicada en las prendas ayudará a que las personas sean más eficientes a la hora de practicar un deporte o a controlar el calor”.