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Como persona, Michael Kelly es muy distinto al maquiavélico Doug Stamper que secunda a su jefe, Francis Underwood, en House of Cards, la serie de Netflix que ha tenido una gran repercusión en todo el mundo.
Amable, simpático, nada qué ver con el personaje oscuro y pragmático que interpreta desde hace cuatro temporadas, que lo ha encumbrado a la fama mundial.
No ha sido fácil para Michael interpretar a Doug, un rol rodeado de artimañas motivadas por su jefe Francis con tal de obtener más poder a medida que escala posiciones en el gobierno americano.
De hecho, Kelly le contó a EL COLOMBIANO que su rol le ha permitido apreciar el trabajo de los políticos que hacen bien la labor para la que fueron designados, y entiende que en las actuales circunstancias, con la carrera por la Presidencia en EE. UU. en camino, House of Cards puede aportar para mostrar aquello que no se debe hacer, aun siendo un show de entretenimiento en TV.
“La temporada tres fue increíblemente difícil para mí. Tuve muchos retos como actor. Este papel es un gran regalo porque me permite explorar desde muchas vías”, afirma Michael, quien a la vez disfruta la serie como un fanático más, al punto de decir “amo a Francis Underwood, pero gracias a Dios los políticos no son como nosotros”.
Desde el 4 de marzo está al aire la cuarta temporada. El reto, dice Michael, es responder la expectativa entre los fanáticos, que como si fuera un culto devoran cada capítulo de la serie para descubrir cuál será el destino de las intenciones de Underwood.