<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Las Hermanitas Calle son el reflejo de lo que somos: Pucheros

  • FOTO CORTESÍA CARACOL TELEVISIÓN.
    FOTO CORTESÍA CARACOL TELEVISIÓN.
26 de enero de 2016
bookmark

A las 10:00 de la noche del lunes y lanzando al aire las letras de Gaviota Traidora se cerró uno de los capítulos que, seguramente, gran parte de los colombianos van a recordar de la televisión. Las Hermanitas Calle lograron lo que han hecho pocas producciones en la historia de la pantalla chica en nuestro país: reunir a la familia.

Entre risas y con el folclorismo propio de un grupo familiar dominado por el empuje de varias mujeres, la trama de esta serie realizada y producida por Caracol Televisión se ganó a pulso el cariño de los televidentes colombianos por la gracia, el drama y sobre todo la pureza de la historia que se salió del acostumbrado hilo conductor de la violencia y el narcotráfico.

Además de los personajes que alegraron las noches de los colombianos, liderados por Yuri Vargas (Fabiola Calle), Carolina Gaitán (Nelly Calle) y Patricia Tamayo (Tulia Araque), la producción, la escenografía y el libreto terminaron por completar el éxito de la serie que con la mezcla de tragedia, drama y humor, reconstruyó la vida de las dos mujeres que impulsaron la música carrilera en Colombia.

La creación de los personajes y la trama de los libretos estuvieron a cargo de César Augusto Betancur, Pucheros, que con su talento nutrió de vivencias jocosas las situaciones que pasaron a lo largo de la vida de Las Hermanitas Calle y de su familia. Desde un personaje simpático y camaján como Joaquín, pasando por la tenacidad de Tulia Araque, el desparpajo del tío Lizardo, la maldad de Sonia Monsalve y Libardo Zuluaga o la ingenuidad de Fermín, terminaron siendo una combinación perfecta que sedujo y atrajo los ojos de los colombianos con una historia sencilla y costumbrista que marcó un alto rating durante los últimos meses (12.0 final).

EL COLOMBIANO habló con Pucheros, el genio detrás de los libretos de la producción que finalizó en la noche de este lunes y reveló detalles sobre la construcción de la serie y el secreto de su éxito.

-La gente vivió con intensidad la serie: lloró, rio y la sintió como propia... Se vio en la despedida que le hicieron en redes sociales y los comentarios de cafetería tras el final...
“Nunca me había pasado eso en tanto tiempo en el que llevo escribiendo. Lo de las Hermanitas Calle fue fuerte. Las demostraciones de cariño fueron muy fuertes. Nunca me habían hablado tanto de un producto que yo haya escrito y nunca vi la gente tan enamorada con los personajes (risas). No sé qué pasó, pero sí he tenido una respuesta constante desde que empezó las Calle, la gente hablando de que los personajes son divertidos. Mucha gente que no gusta de este tipo de música se olvidó de eso y se pegó a la historia y se comprometió con los personajes”.

-¿Qué tan ceñida fue la trama de la novela a la historia real?
“Es muy parecido lo que pasó en la historia de la telenovela con la historia de las Calle, a ellas todo les costó: primero grabar un disco, luego que se los pasaran en las emisoras, después que las empezaran a contratar y después fue muy difícil que las llevaran a la televisión. Aunque para el canal fue fácil hacerla y compró la idea, desde el comienzo, mucha gente la rechazó y la menospreció porque es un género musical que no les gustaba. Luego ya la gente me decía que había menospreciado la historia y ya no se la perdía, yo lo veo como un logro para Las Hermanitas Calle que lograron triunfar a través de una serie de televisión. Me tocó meterle ficción para mantener el ritmo y que la gente estuviera sintonizada y conectada. Lo del pueblo por ejemplo es absolutamente ficción, pero siempre respetando el espíritu de lo que fueron ellas”.

-Siendo una historia tan dramática por momentos, ¿por qué encaminarla por el lado cómico?
“A mí siempre me han gustado las cosas de humor. Es como el perfil que yo tengo. Era un tono de humor, con unos personajes sin grandes maldades, sino más bien picardía, y procurando que esos malos también hicieran reír. Es fatigoso, pero muy divertido y agradecido con la retroalimentación de la gente, porque así se escribe con más gusto. La gente decía: mi mamá es como doña Tulia, mi abuelita es como doña Tulia, yo conozco a alguien que es como Joaquín, o con los políticos dicen que Libardo es igualitos a los políticos colombianos (risas)”.

-Usted se dio el lujo de unir en épocas de tanto individualismo a la familia en torno al televisor...
“Era una historia muy sencilla, muy blanca, pero muy divertida. Muchos jóvenes me dijeron que no la habían visto, pero que esa novela fue la alegría para mis abuelitos, para mis papás. Se hizo una muy buena labor, no solo desde la historia y los libretos. Se necesitaba una conexión de factores y acá se dio. Caracol realizó un casting para los personajes maravillosa. No es fácil por ejemplo desde Libardo y Sonia, que sean los malos y que sean malos que hagan reír, eso también es mérito de los actores”.

-¿Qué fue lo que más lo conmovió de la historia real y que siente que transmitió con éxito en la serie?
“La confraternidad tan grande de la familia. Los Calle fueron una familia que se quiso mucho y que fueron un puño cerrado para afrontar todo lo que se les vino de frente. Amor familiar y una señora (doña Tulia) que logró mantener esa unión. Esa familia es un reflejo de lo que somos”.

-¿Cómo encontró la historia en medio de ese par de artistas que han sido Las Hermanitas Calle?
“Nelly era una mujer bullosa, alegre, vulgar de palabra, tomadora de aguardiente, muy vanidosa, muy preocupada por comprar uniformes caros, muy caritativa y dadivosa. Y Fabiola era al contrario, de rezar tres rosarios al día, tímida, recatada y cuidadosa con el manejo del dinero. Me llamó mucho la atención que esas dos mujeres pudieran vivir y liderar un proyecto juntas, pero es un mensaje de tolerancia en el que se ve que dos personas pueden ser muy distintas, pero pueden tirar para el mismo lado. Eso fue lo que me dijo que había una historia”.

-Un personaje que causó mucha gracia fue el del casi siempre de malas Joaquín Calle...
“El personaje de Joaquín brilla mucho por dos características especiales: una porque Juan Pablo Urrego es un actorazo y la segunda porque es el hombre en medio de un matriarcado en el que se muestra que las que mujeres son las que empujan y que son echadas para delante con una mamá verraca. Este muchacho se metió mucho en el personaje y me cuenta Vargasvil que fue el que estuvo día a día en las grabaciones y se hicieron muy amigos, que Juan Pablo Urrego consiguió el Testamento Paisa, él se preocupaba por introducirle dichos paisas a las escenas, eso es aporte del actor”.

-¿Cuál fue el toque personal para atrapar a la gente?
“A mí me gusta que estén pasando muchas cosas, pero que se desarrollen y se desenvuelvan rápidamente. La televisión de ahora no te permite que te des una o dos semana con la misma historia, porque la gente se va. Esto tiene que avanzar y tiene que correr, hoy la gente dice agárreme con una historia, resuélvame rápido y mañana me agarra con otra y pasado mañana con otra. Ahí estuvo parte del éxito”.

-¿Esta producción quedará en la retina y la memoria de los colombiano?
“Las Hermanitas Calle lograron ser una cosa divertida con mucho personajes. Las Calle es un producto local y se va a recordar con mucho cariño por ser un producto muy familiar y muy blanco, diferente de muchas producciones con el narcotráfico”.

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD