Cuando cumplió 15 años no pidió un vestido color pastel para una gran fiesta, su sueño era tener los mejores guantes para vivir su pasión de niña: esquivar golpes y pegar en el momento indicado. Practicar el arte para el que recibió el mayor talento de su vida: el boxeo.
La Liga de Boxeo del Valle del Cauca le abrió las puertas a una pequeña niña, sin mucha fuerza, pero con una habilidad única para golpear y salir del área de contacto de rival, cumpliendo así con el arte de uno de los deportes más rudos del mundo, pero al que ella quería dedicar su vida.
Aunque en esa época el boxeo femenino aficionado en Colombia era una utopía, no existía. La hija del municipio de Morales, en el Cauca, que llegó a Cali a los 13 años de edad, soñó con abrirse...
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