La tierra germinada hay que regarla para cosechar. Eso fue lo que se vivió en la capital del Llano, Villavicencio, en donde quedó sembrado para todo el país el mensaje del Santo Padre Francisco, para que Colombia se desprenda rápidamente del yugo de la violencia y se regocije en la reconciliación.
Canciones y poesías dicen que no hay nada más majestuoso que el amanecer llanero, que trae de la mano al sol que rápidamente domina sus inmensas llanuras. Pero, este viernes, lo que se impuso fue la lluvia, que cayó durante toda la madrugada y que empapó a las más de seiscientas mil personas que literalmente estaban sembradas allí, en las 40 hectáreas de la finca Catama, la cual fue adaptada para ser el epicentro de la misa de Francisco, la segunda...
ESTE CONTENIDO ES EXCLUSIVO
PARA SUSCRIPTORES
¿Ya sos un suscriptor? Iniciá sesión
Al realizar el registro de tus datos por medio de estas redes sociales, aceptas los términos y condiciones, el
uso de tu información personal y el uso de tu información por terceros de El Colombiano disponibles en
www.elcolombiano.com y el envío de noticias a tu correo.
¿QUERÉS SER UN SUSCRIPTOR?
TENEMOS PLANES DESDE
$14.900,
Seleccioná el que más te convenga:
Nueve razones para suscribirme a EL COLOMBIANO