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HISTÓRICO
A El Limonar nada lo detiene
  • A El Limonar nada lo detiene | Archivo | Dice la Personería de Medellín que este año, en San Antonio de Prado, 390 estudiantes han tenido que abandonar los colegios por la violencia, cada uno de ellos ha sido reubicado en otras instituciones.
    A El Limonar nada lo detiene | Archivo | Dice la Personería de Medellín que este año, en San Antonio de Prado, 390 estudiantes han tenido que abandonar los colegios por la violencia, cada uno de ellos ha sido reubicado en otras instituciones.
Daniel Rivera Marín | Publicado

No es un secreto para los habitantes del barrio El Limonar, en San Antonio de Prado, que allá, en esa tímida colina, la zona está dividida por el conflicto que tienen dos combos.

En mayo fue noticia que en ese sector resultó herido un camarógrafo de un noticiero regional en medio de una asonada. Lo que no se dijo, y quedó velado, fue el trauma que vivieron algunas madres, que se vieron obligadas a llegar hasta algunas instituciones educativas arrastrándose para recoger a sus hijos, con lágrimas en los ojos querían comprobar que los pequeños estuvieran bien.

Según cifras de la Personería de Medellín, 390 estudiantes se retiraron del sistema educativo en San Antonio de Prado, uno fue asesinado y 19 amenazados.

Después de la asonada de mayo, la Red por los derechos de los niños, niñas y adolescentes y el buen trato de San Antonio de Prado, empezó una movilización académica por la comunidad, por la protección integral de los menores pues "este contexto deja secuelas irreparables en la psiquis de nuestra niñez", dicen.

Desde el año pasado la Red había hecho público el problema de violencia por el que pasa la comunidad por medio de un documento en el que denunciaba la vulneración de los derechos de los menores. Y es que el problema es tal, que uno de los colegios de la zona está ubicado en toda la calle que los combos han definido como la frontera y que divide El Limonar entre la parte uno y la dos.

Una profesora de una de las instituciones educativas del sector, recuerda que varias veces las balas han ido a parar a la estructura del plantel, incluso una dañó el carro de un profesor, "no porque sea un ataque al colegio, son balas perdidas".

Olas de violencia
Las épocas de violencia son cambiantes en la zona, por ejemplo, hace unos días, cuando EL COLOMBIANO estuvo en la zona, a las 3:00 de la tarde, una balacera tronó en el barrio, lo que asustó a los estudiantes.

Que la situación no es fácil allá, eso lo reconoce el mismo secretario de Educación de la ciudad, Felipe Andrés Gil Barrera, quien al mismo tiempo que acepta la problemática, revela que la administración ha hecho lo inimaginable para que los niños no se desescolaricen.

Sumado al problema de violencia, está un aire de desconfianza, que el Secretario señala, ha aparecido en el barrio, "por la participación de diferentes líderes en esos conflictos".

Las estrategias que cuenta Gil Barrera se han diseñado algunas para evitar que la guerra entre a las aulas. Están, pues, las comunidades protectoras, los protocolos de seguridad y la implementación del transporte escolar. A la afueras de uno de los colegios hay un bus como los que se usan en los planteles privados pero con el logo de la Alcaldía. En este, los niños pueden pasar de barrio a barrio, "así se protegen, ahí no les pasa nada", dice la profesora.

Y siempre, cuando la situación recrudece, está la posibilidad del traslado de colegio. Para llegar a ese punto hay que agotar muchos recursos, incluso, llevarle a los estudiantes las tareas y las guías de lo que ven en las materias, casi hasta la misma casa.

Los esfuerzos se hacen meritorios teniendo en cuenta que el cambio de ambiente educativo para el niño resulta traumático, como lo afirma la psicóloga Magda Fernanda Benavides, "el estudiante tiene que adaptarse a un nuevo entorno y pues todo cambio, en cualquier persona, genera ciertas desazones. A eso hay que sumarle que si el niño no entiende por qué sucede el cambio, se le puede hacer más difícil el proceso".

Por su parte, Gil Barrera, confirma lo que dice la experta, porque el mismo ha visto, dice, como los colegios se vuelven una extensión de la familia para los niños, "es algo muy difícil, pero primero está su seguridad", y por eso en El Limonar agotan todas las posibilidades para que todos los niños lleguen a clase muy puntuales.

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