Las aeronaves de la Fuerza Aérea no encuentran suficiente agua para combatir el voraz incendio que ha devorado cultivos y animales en La Secreta y Jolonura (Magdalena).
Se trata de un incendio forestal que comenzó hace cuatro días en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta y que ha tomado insospechables proporciones ante la indiferencia de las autoridades locales y regionales que se han desatendido de la grave emergencia que amenaza con propagarse a otras poblaciones del cordón ambiental del macizo montañoso.
El incendio, que hoy se ha llevado más de 3000 hectáreas de bosques y cultivos, se intentó apagar desde el pasado viernes, pero la Fuerzas Aérea que intentaba hacer una erradicación aérea, se encontró con que en la región no había agua suficiente para suplir las necesidades de la población y muchísimo menos para usarla para apagar un incendio.
Por la falta de líquido se inició un plan de contingencia para que la llamada "piscina" con que se apaga el fuego desde aire, se llenara a través de carrotanques que ha puesto a disposición la empresa minera, Drummond.
Según el coronel David Barrero, comandante de la Fuerza Aérea en el Atlántico, no se sabe qué cantidad de agua se necesite durante la operación para extinguir por completo el incendio, pero aseguró que en cada descarga se arrojan un poco más de 800 galones.
A pesar de lo grave de la situación ninguna de las instituciones que se encargan de los asuntos ambientales de la zona se han pronunciado, ni han dado a conocer los planes de contingencia.
Atlántico tampoco se salva
Como si no fuera poco lo que se vive en la zona Caribe, el fuerte verano y la canalización de un arroyo son, al parecer, las causas de que el Lago del Cisne, ubicado entre Barranquilla y Puerto Colombia, se esté secando, dejando como consecuencia la muerte de varias especies de animales.
El sitio, que otrora fuera un lugar donde llegaba todo tipo de aves migratorias y nativas, y en la que pululaban los animales acuáticos, hoy está a punto de quedarse seco debido a la sedimentación que año tras año ha venido sufriendo el lugar por la falta de una planificación adecuada.
Según los habitantes de la zona, en los últimos días se han encontrado 15 babillas muertas, lo que podría aumentar si se sigue prolongando el verano en esta zona del país.
Al sitio llegó una bióloga de la Corporación Autónoma del Atlántico, para hacer un estudio del problema y presentar las medidas que se van a tomar para evitar que el problema siga creciendo
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