No puede sonar más paradójico: el mismo día que el embajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield, diera inicio, en compañía del presidente de Argos, José Alberto Vélez y del delegado de la Organización Internacional para las Migraciones, José Ángel Oropeza, a un centro de acopio para el cultivo de ají en la Hacienda Nápoles, para beneficiar a las familias desplazadas, allí asentadas, un grupo de 19 de ellos se encadenara en La Alpujarra, para denunciar que el Gobierno les incumple lo prometido.
El cultivo de ají copa 30 hectáreas de la Hacienda y beneficia a 85 familias de desplazados. Simultáneamente, allí se construye un parque temático, con fines turísticos y recreativos.
El gobernador Luis Alfredo Ramos les prometió a los campesinos que se encadenaron en La Alpujarra, intermediar ante el Incoder y Acción Social para clarificar su situación, pues lo que faltaba es que a proyectos en marcha se les quiera meter un ruido innecesario.
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