Luego de un par de días llenos de rumores sobre las supuestas negociaciones que el Gobierno estaba adelantando con las Farc en Cuba, el Presidente de la República confirmó este esfuerzo durante la noche del lunes pasado. Sin embargo, su alocución nos dejó a los colombianos más preguntas que respuestas.
Revisemos algunas:
Incluso con el famoso Marco Jurídico para la Paz, ¿puede el Gobierno echar mano de una figura de indulto que no pueda ser denunciada por la Corte Penal Internacional? ¿Estarán los jefes guerrilleros dispuestos a pagar condenas lo suficientemente justas como para no ser llamados por la justicia internacional?
¿Están las Fuerzas Militares al tanto y harán parte del esfuerzo de negociación? ¿Qué tanto apoyo tiene un posible proceso entre los altos mandos militares?
¿Tienen los jefes guerrilleros el control sobre todos sus comandantes y sus frentes como para prometer que obedecerían un llamado a dejar las armas?
¿Es la ruptura del mando entre los miembros del Secretariado en Venezuela y sus comandantes de frente en Colombia dedicados casi exclusivamente a la captación de rentas ilegales de narcotráfico y minería un obstáculo insalvable?
El Estado colombiano puede perdonar delitos con cierta facilidad, pero ¿y Estados Unidos?
¿Dejarán de lado sus pedidos de extradición por narcotráfico a los jefes guerrilleros? ¿Echaremos para atrás su extradición?
¿Existe claridad respecto de que la negociación con las Farc no significa ni mucho menos la llegada de la “paz”? ¿Se nos olvidan las bacrim y las organizaciones narcotraficantes y mafiosas que aún pululan por todo el territorio nacional y se alimentan de la debilidad estatal?
¿Serán suficientes los dos años que le restan de gobierno a Santos para pactar con las Farc? ¿Tendrá que hacer campaña en medio del proceso? ¿Estamos dispuestos a asumir las consecuencias de estar en elecciones mientras las Farc hacen todo lo posible por mejorar su posición en una eventual mesa de diálogo?
¿Qué pasa si Santos pierde? ¿Asumirán sus sucesores un proceso de paz inconcluso?
Estas preguntas no hacen parte, ni mucho menos, de un esfuerzo antinegociación.
Las planteo porque en asuntos tan trascendentes como el de un futuro proceso de paz con las guerrillas la crítica es la mejor manera de mantener los temas importantes en perspectiva y a los negociadores entusiastas en cintura.
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