Dos personas murieron y otras ocho resultaron heridas este sábado en un atentado suicida perpetrado en el mausoleo del imán Jomeini en Teherán, casi al mismo tiempo que la Policía reprimía con dureza una nueva marcha de la oposición en el centro de la capital iraní.
El atentado se produjo a primera hora de la tarde en el ala oeste del santuario dedicado al fundador de la Revolución Islámica, situado en el sur de Teherán, según explicó el oficial de Policía Husein Sajedinia a la agencia oficial de noticias Mehr.
La televisión estatal en lengua inglesa PressTV indicó, por su parte, que el atentado era obra de un hombre que hizo estallar una carga explosiva en uno de los principales lugares de peregrinación chií en Teherán.
Marchas
El atentado coincidió con un nuevo intento de movilización por parte de la oposición -que fue reprimido con dureza por las Fuerzas de Seguridad- y con una nueva demanda de su líder, Mir Husein Musaví, de que se repitan las elecciones presidenciales.
Testigos presenciales informaron a Efe de que algunos miles de personas trataron de marchar a lo largo de la calle en Enguelab y la plaza de Azadi, pese a las advertencias del líder supremo de la Revolución, el ayatolá Ali Jameneí.
La máxima autoridad de Irán exigió el viernes a los líderes de la oposición que pusieran fin de forma inmediata a las concentraciones o serían los responsables directos de un "baño de sangre".
Freno a las marchas
Los principales representantes reformistas pidieron este mismo sábado a sus seguidores que no se reunieran en el centro de Teherán, tomado por cientos de antidisturbios y milicianos islámicos "Basij", afines al régimen.
Ni la Asociación de Clérigos Combatientes, a la que pertenece el ex presidente iraní Mohamad Jatamí y que había pedido autorización para la marcha, ni el líder opositor Mir Husein Musaví respaldaron hoy esta concentración.
Aún así, varios grupos de personas desafiaron las órdenes y se reunieron en diversos puntos de la zona.
Los testigos explicaron que frente a la Universidad de Teherán efectivos antidisturbios emplearon gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes.
"Ha habido muchas personas arrestadas. A muchas se les han quitado los teléfonos móviles que utilizaban para grabar", explicó uno de esos testigos.
En la calle Karegar, en el sur de la ciudad, la Policía lanzó varios disparos al aire para disgregar a la multitud, señaló otro testigo de la concentración a la que tenía prohibido asistir la prensa internacional.