Varios atentados volvieron a manchar ayer de sangre una importante celebración chií que reúne a más de un millón de peregrinos cada año en la ciudad de Kerbala, a 80 kilómetros al suroeste de la capital Bagdad.
Por lo menos 44 personas murieron en atentados con bomba en las últimas horas en diversos puntos del país. Es la primera vez que las fuerzas de seguridad iraquíes se ocupan de la seguridad en este evento, después de que las tropas estadounidenses les cedieran el relevo en la vigilancia de los núcleos urbanos el 30 de junio. El peor atentado se registró en Mosul, a unos 400 kilómetros al norte de Bagdad. La explosión de un carro bomba causó la muerte en horas de la mañana a 38 personas y dejó heridas a 95 a las puertas de una mezquita, según ha informado la policía iraquí.
Mientras tanto, en las carreteras que conectan Kerbala y Bagdad, murieron otras seis personas en tres atentados con bomba al paso de minibuses cargados con peregrinos.
Dos de las bombas explotaron en el barrio chií de Ciudad Sáder, en Bagdad, y una tercera al este de la capital. 24 personas han resultado heridas.
En los últimos años los chiíes han sido el objetivo de numerosos ataques por parte de grupos armados suníes.
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