Viéndolo por la televisión ahí parado en posición de estar arreglando la bicicleta o preguntándole a un colega de cómo estaba, a Natalia Pulgarín se le hicieron horas los minutos que pasaron para poder hablar con su esposo, el embalador Leonardo Fabio Duque (Cofidis).
La caída en la cuarta etapa de la Vuelta a España, a menos de tres kilómetros de la llegada, fue de todo el lote. Bicicletas y pedalistas rodaron por el piso mojado de Lieja, en un mar de confusión y dolor. Una maniobra descontrolada debido a la lluvia hizo que uno de los ciclistas perdiera el dominio de la bicicleta, lo que produjo tras de si un castillo de naipes en caída libre.
Fueron apenas cinco corredores, entre ellos el alemán André Greipel (Columbia), quienes lograron salvarse de la 'porracera' que dejó como principales damnificados al estadounidense Chris Horner (Astana) -fractura-, Alexandre Vinokourov (Astana) y Ezequiel Mosquera (Xacobeo), según la agencia AP.
Mientras Horner era "rescatado" por Duque y otros colegas, a despecho del "desastre", Greipel cobraba de contado la victoria que no pudo conseguir antes en Holanda.
Mientras tanto, también magullado entraba a la meta el suizo Fabián Cancellara (Saxo Bank) para vestirse de oro, mientras Duque llamaba a Natalia a Francia para decirle que estaba sin lesiones después del restregón.
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